lunes, 5 de enero de 2009

... porque te podés ensuciar.
Uno sabe qué mujeres están a nuestro alcance, son de nuestra liga.
Sin embargo, nuestro "techo" puede elevarse un poco cuando se trata de una amiga, de una compañera de laburo/facu, en fin, cuando el vernos muy seguido nos da tiempo.
Yo siempre tuve claro cual era mi techo.
No tengo de qué quejarme, pero había mujeres a las que no encaraba porque sabía que no era lo mío.
Mi amigo Daniel no tenía este techo -o al menos él no quiere reconocerlo-, así que encaraba sin parar, sin medir. Tan mal no le iba.
Una noche como tantas otras llegué al Soul. Era el cumpleaños de una 'amiga' de ahí.
Esta amiga tenía una amiga que era hermosa y, claramente, fuera de mi liga.
Daniel estaba encarando y yo me quedé viendo esa situación en la que el encaraba sin chances a esta hermosa amiga de amiga. Me dije para mi mismo que era un fenómeno.
A mi, sin embargo me tocó sentarme al lado de otra amiga de 'amiga'.
Ya estaba medio borracha y invitaba.
La naturaleza no la había favorecido y su actitud y personalidad sólo empeoraban las cosas.
Por esas cosas de la vida -o de la distribución de asientos-, se puso densa conmigo. No voy a mentir, si yo no hubiera estado tan sobrio, ella hubiera dicho la mitad de las pavadas que dijo, y no hubiera estado entretenido por los intentos frustrados de Daniel, es probable que hubiera hecho algo.
Pero no podía sacarle los ojos de encima a esta flaquita hermosa.
Descontaba que Daniel no iba a poder. A mi ya me contaba fuera de carrera, así que ahí estaba, relajando, mirando.
A veces lo mejor es tomarse la vida así. ¿No?
A veces es la única manera de lograr nuestros imposibles

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