martes, 27 de enero de 2009

Parece que el Opinadorto no aprende.

¿Cómo no se me ocurrió hacer revisar el aire acondicionado, después de lo que me cagué de calor en mi travesía cordobesa?

Pero bueno.. que le se le va a hacer.

Fueron 6 horas de intenso calor hasta llegar a Santa Rosa.

Literalmente iba con el aire al mango y las gotas caían por mi cara.


Cuando llegamos al hotel del ACA, nos dan una habitación cuádruple. Se ve que tomaron mal la reserva.

La palma se adueñaba de mi. Fuimos a comer un exquisito bife de chorizo.

A la vuelta, charlas debidas, de esas que tuvimos durante años, cuando éramos compañeros, piratas, atorrantes. De fondo, el Abierto de Australia.

Hasta que a las 2 am, se corta la luz. Por suerte la fase del aire acondicionado no se cortó, porque hubiera sido verdaderamente terrible.

Así que a dormir se ha dicho.

El desayuno se servía desde las 7. Como nos quedaban todavía mil km. por recorrer, queríamos salir temprano.

"Ok. Nos despertamos 6:30, ducha y a desayunar"

Me cago en Kristina y sus cambios de horario. Mis 6:30, eran las 5:30 de la Pampa. Un ahora perdida de sueño y la retaquetepario.

Dormimos un poco más. Vamos a desayunar.

Una pasadita por el baño y salimos.

Como si fuera un dejavu acerca del tránsito lento, Tomás me dice que tiene que ir... que viene mal... y que le dieron ganas. Todo bien. Estamos de vacaciones.

A los 15 minutos empiezan las puteadas desde el baño.

"Este bidet de mierda no anda"

Yo reía por dentro.

A los 2 minutos "No, papá... no hay agua"

"limpiate con papel y no jodas" (Tanto Tomás como yo, somos partidarios de que la "lavada" de culo con papel, no es otra cosa que frotarse la merda contra el culo).

A los 2 minutos.... "Si... pero no hay agua para tirar la cadena. Yo les dejo el tereso de regalo".

Tan indignado salió Tomás que elevó una queja y dijo que hasta que no le den una respuesta, no iba a pagar la habitación. Y nos fuimos así. Sin pagar, pero no escapándonos.

Horas y horas... kilómetros y kilómetros después... toda una lucha, ya que había un viento que no se podía creer. Jamás vi algo así... y nos acompañó todo el viaje.

Les juro que hubo un pequeño remolino que impactó contra el auto. Lo vi, lo sentí. EL auto lo sintió también. La ruta en general estaba medio loca. Dos pájaros no tuvieron mejor idea que estrellarse contra mi paragolpes.

Paragolpes 2 - Pájaros 0.


Llegamos a Neuquén. Estábamos por cruzar el puente. Cola eterna. Escuchamos que hay piquete.

Retomamos... nos vamos por un camino más lento y largo. Cuando nos cruzamos con un control policial nos para una chica que parecía el Tapón Gordillo. "Por acá Señó.... la otra ruta está cortada."

"Si.. vimos. Qué pasó?

"Piquete"

"Si... ya se... pero de quien?"

"De las frutas"

"Las naranjas piden aumento de sueldo?"

"ejejejje..... no.... son lo orticultore"

"Como rompen los huevos... y ustedes no hacen nada"

"Es que están peleando por sus derechos"

"Claro... y a mi que me lamba un buey.... chau.... váyanse todos a cagar"

Al parecer están tramitando una cruza genética entre los pomelos y las bananas.

El objetivo:

DURAZNOS CON MANIJA.


domingo, 25 de enero de 2009

Va a ser sólo una semanita... pero cómo la necesito.

Si este programador anda bien, cuando lean esto estaré ya con las patas metidas en algún lago.

Chau ruido. Chau trabajo. Chau obligaciones. Chau responsabilidades.
Si todo sale bien, me la voy a pasar mosqueando y devorando las truchas que me hagan la gauchada de picar.
Si todo sale más o menos bien... me la pasaré puteando porque las turras no pican y le entraré a los asaditos campestres, a los fogones.
Mi amigo Jack me acompañará y juntos compartiremos los ocasos, recibiendo la noche.

Salvo que la tan esperada lluvia decida caer en esta semana, no sabrán de mi... pero cuidado... porque cargaré energías, anécdotas y recuerdos para seguir maravillándolos con mi ingenio y sagacidad de siempre.
Me da un poco de culpa irme. No sé cómo podrán hacer para estar sin mi... pero fuerza, que no es el fin del mundo.
Ya volveré y sus vidas podrán regresar también a la normalidad.

Espero que la pasen lindo y nos vemos a la vuelta.

jueves, 22 de enero de 2009

¿Cuál es el límite de edad para preguntarnos qué queremos ser cuando seamos grandes?

¿Cuántos de nosotros hacemos o estamos en vías de hacer eso que queríamos ser cuando fuéramos grandes?

¿Tenemos más claras las cosas ahora o cuando éramos más inocentes, más puros?

¿Es una ayuda el saber, el conocer, el tener experiencia, el entender cómo funciona el mundo?

¿Las obligaciones, esas cosas que nos van pasando sin que nos demos cuenta, las presiones, los compromisos, las realidades del país, del mundo, etc, nos dejan pensar claramente?

¿Cuántos de nosotros podemos permitirnos siquiera saber qué es lo que queremos hacer? Hablo de tener esa libertad para soñar, para fantasear sin que la realidad nos venga a censurar, a decirnos «pero eso no da guita»

Me encantaría no tener una hipoteca, ni sueldos que pagar.

Pero pienso si no serán esas mismas obligaciones las que me hacen más fácil la opción de no optar, de no soñar. Simplemente soy. Hago.

No se si está bueno. Supongo que no.

Lamentablemente, no tengo un jefe que pueda despedirme y hacerme el favor de patear mi tablero.

En épocas jodidas fantaseaba con la idea de que todo se iba al caño y yo ya no iba a tener que hacer lo que hago, que iba a tener total libertad para ver qué cazzo quiero hacer cuando sea grande.







Por qué es que, mire el canal que mire, tengo que enterarme de la existencia del tránsito lento.

Será por los mates que tomo que para mi nunca fue un tema...
Será que, por lo menos hasta uno o dos años atrás, era un tema médico, medio tabú.... definitivamente PRIVADO.

Con Luisina Brando haciendo la publicidad de Corega Tabs y sabiendo que ahora la dentadura no se le pianta, pensé que habíamos llegado al límite.

Qué iluso fui.

Ahora hay una ‘actriz’ (creo que Romina Gaetani... si alguien quién cazzo es... se agradece la info) que baila mientras se toma un activia... porque claro, está contenta de poder ir al baño regularmente.

Después estás las otras, en donde una mujer le recomienda a otra... o una hija a la madre.
En esos casos, vemos a la mujer ignorante sufrir retortijones... agarrarse la panza y tener una cara de upite terrible.
Y a la otra, que llega bailando y le recomienda el activia.
Luego las dos sonríen.
Me parece como demasiado escatológico para mi gusto.... creo que si subtitularan los pensamientos de estas pobres mujeres... la publicidad sería algo así:

Mujer 1 (mientras se agarra la panza con cara de dolor): ‘No cago hace una semana... tengo la panza llena de caca’
Mujer 2 (llega sonriente con un pote de activia... sisi... no importa si están en el medio de la selva... NUNCA sale sin su activia de repuesto): ‘Porbate uno de estos.... te lo deja como un relojito suizo... todas las mañanas hago una saludable popota’
Mujer 1: En serio? Y bueno... lo voy a probar, total, peor de lo que estoy, no se puede.
Y al día siguiente se vuelven a encontrar y, compinches, sacan al mismo tiempo su pote de activia, brindan con el mismo y miran a cámara mientras piensan ‘esta porquería me está matando... ya es la cuarta vez que voy al baño en el día’

O sea... demasiada información.
Entre la constipación, lo mal que se sienten antes de la menstruación y ni hablar de las toallitas.
Resulta ahora que todas se dieron cuenta de que tienen si no vienen con ventilación, no sirven. Ahora es fundamental tener las nuevas, que te la ventilan y dejan la cachufleta feliz y contenta.

¿No es demasiado?
¿No las deberían pasar en Cosmo únicamente?

¿Qué pasó con esa buena vieja costumbre en la que nosotros hacíamos como creíamos que ustedes no iban al baño... y ustedes hacían todo lo humanamente posible para que nosotros pudiéramos pensar eso?

Están matando el romance... el misterio.
No se extrañen si dentro de poco aparecen las publicidades de colonoscopías.


Dígale NO a activia... (o dígale que si... pero de manera discreta).

martes, 20 de enero de 2009

Llegó el momento del adiós.
Esa mañana en que desperté y sentí que algo había cambiado.
No sabía qué, pero una extraña sensación me invadía.
‘¿Habré hecho algo mal anoche?’
Nunca lo sabré. Nunca me lo dirás.
Es cierto que nunca te entendí.
Que nunca pude saber qué era lo que había adentro tuyo.
Siempre me gustó tu imagen. Lo que me mostrabas.
Tanto cuando me hacías reír, como las escasas veces en que me hiciste llorar.
Cómo me acompañabas en mis noches de desvelo, siempre dispuesta a bancarme y hacerme compañía.
Amaba cómo nunca te dormías antes que yo. Aunque debo confesar que más de una vez me quedé mirándote en secreto, cuando vos no te dabas cuenta.
Las cosas que me enseñaste, los lugares que conocimos juntos.
Esos viajes a tierras lejanas. O nuestras divagaciones en historias locas, de gente loca.
¿Por qué tuviste que dejarme entonces?
Tal vez si te hubiera tratado mejor.
Tal vez si me hubiera esforzado más por entenderte.
Tal vez si hubiera prestado más atención a los pequeños detalles, habría podido notar algún cambio... algún indicio de que algo estaba fallando.
Pero vos nunca me dijiste nada. Nunca pasó de una mueca rara.
¿Cómo iba a poder yo darme cuenta?
¿Es que acaso ahora yo soy el único responsable de que te hayas ido?
Tengo que ser fuerte.
Es a la noche cuando más siento tu ausencia.
Es la falta que me hacés cuando llego a casa.
Es esa fea sensación, cuando todo está en silencio, de saber que no vas a volver para alegrar el ambiente. Para darle ese murmullo lejano tan familiar.
Se que encontraré otra por ahí.
Se que seguramente tendré que acostumbrarme.
Se que los momentos que viví con vos, no se van a repetir... pero no por eso los nuevos serán peores.
Y espero de todo corazón que la que venga me haga sentir mejor, me de un poco más de placer... que se yo. Nunca se me había cruzado la idea de no tenerte conmigo.





TE VOY A EXTRAÑAR

































Se me acabaron las aspirinas.
Encontré en el baño un blister de ibuevanol.
Estoy tomándolo.
No me hice gay.
Aunque me estoy empezando a ver un poco gordo.

domingo, 18 de enero de 2009

Claro.
Vos fumá justo antes de preparar el bolso.
Total!, después vas al vestidor a bajar las cajas con tus huevadas de pesca.
Seeeee. No te hagas problema.
No es tan grave no poder agarrar las cajas.
No te hagas drama, que duelen menos así.
Pero después no te hagas el boludo cuando te acuestes.
Tenés que saber de donde vienen los chichones. Los dolores.

Pero si... fumá tranquilo, que después, como no hacés una compra, no tenés nada que comer.
Si, si. Ese bizcochuelo que encontarste debe estar buenísimo.
¿Qué te importa que haya vencido en marzo de 2008?
¿Qué te importa que nunca hayas preparado un bizcichuelo?
¿Qué te importa el enchastre que estás haciendo?
Nooo... no te hagas drama que el chocolate sale solo de los azulejos.


Ojo... parece que el faso engorda.... (uuuuhh.... es un anagrama de endroga.... muy bueno lo mío)
Lo que engorda es tu primer bizcochuelo exquisita que te salió genial.

Creador, entre muchas otras, de Piel Naranja, Inconquistable corazón, Rolando Rivas, Taxista, Pobre Diabla y Una voz en el teléfono (se acuerdan? Hay una lágrima, sobre el teléfonoooooo, sobre mi corazóooooo.... con la Primera Actriz, Carolina Papaleo).

Al gran Alberto Migré le digo: LA PUTA QUE TE PARIÓ.

Qué ganas de joder eh!

Parece -y por mucho años estuve convencido de que no había escapatoria- que las relaciones son o pasionales, o embolantes.

Las pasionales implican mucho sufrimiento. Un incesante estado de inseguridad que trae aparejado los celos, la desconfianza, la caída de la autoestima en uno de los integrantes de la pareja. En el otro, se produce el efecto contrario.

Uno -sea hombre o mujer- le va tomando el gustito al hacer sufrir al otro, a tenerlo siempre ahí, a merced. Entonces llama poco, elude unos cuantos llamados, la juega de misterioso y su pareja pasa a ser una especie de back up, para utilizar cuando el resto de los planes no dan frutos.

Peleas interminables con gritos y acusaciones en los que las partes son muy desiguales. Uno sufre como un condenado y no puede entender cómo la persona que amamos nos hace esto.

Creo que no hay nada más frustrante que cuando uno abre su corazón, deja su orgullo y autoestima olvidados por ahí y nos exponemos vulnerables, implorando por una pequeña muestra de interés, de reciprocidad.
Como contrapartida, vemos al otro envuelto en su traje de teflon. Nada se le pega, nada lo mancha, nada lo toca. Nuestras palabras, nuestros ruegos y súplicas patinan como chorizo en fuente de loza.

Pero parece que nos gusta estar en esa posición de víctimas. Porque antes de engancharnos con el/la, tuvimos la posibilidad de estar con ese/a que era tan buena persona, tan sensible, tan de su casa, tan noble y que nos quería tan «bien».
Sin embargo, lo/a rechazamos, decididos a embarcarnos a la conquista de ese inconquistable corazón.

Y está bien, supongo, porque todos debemos pasar por esa situación al menos una vez en la vida. Se supone que nos curte, que nos enseña.
Creo que todos estuvimos de ambos lados.

Donde me parece que estamos fallando es en la repetición, es en la testarudez de no querer aprender las lecciones que nos da la vida.
Una cosa es sufrir por amor en la secundaria o en nuestros nuevos veintes... pero seguir, una y otra vez dándonos contra la misma pared, me parece que es demasiado.

¿Tanto miedo tenemos a ser felices? ¿A estar con una persona como la gente?

Creo que, más allá de una clara muestra de inmadurez, el engancharse una y otra vez en historias sin futuro (porque por más idea que nos hagamos, no tienen futuro) es una muestra de que no tenemos los huevos/ovarios suficientes para estar en una relación de verdad.
Creo que el golpe del desengaño, de la ruptura en una relación jodida es mucho más leve al que nos damos cuando una buena relación no funciona.

Es que de la mala se sale con mucha lágrima, puteadas y pataleos. Pero de la buena se sale con el corazón roto, con mucho por pensar, mucho por aprender. Mucho por crecer.

Nunca prefirieron que sus viejos les peguen un bife a que se muestren dolidos, decepcionados? El bife es más espectacular, pero sus secuelas sanan prontamente.

Hoy está la segunda adolescencia, que llega como hasta los 35... y por como viene la mano, se va a agregar una tercera. (que se daría en los casos en que la segunda se haya transitado maduramente en pareja.

Ya está... otra noche en vela que termina con el sol en lo alto.

jueves, 15 de enero de 2009

Empecemos por definir «amigo». Un amigo no es un compañero -ni de laburo, de facultad, etc- ni esas amistades ocasionales, de temporada, o de esos que te encontrás todos los fines de semana.
UN amigo es un amigo.
Un amigo es ese que estuvo ahí en las buenas y en las malas.
Es ese que cuando te diste la cabeza contra la pared, no te dice «yo te lo dije».
Un amigo de los de verdad, no es uno de los que va a tu casa a visitarte y te pide que le sirvas algo. Un verdadero amigo entra a tu casa, abre la heladera y te putea porque la tenés vacía.

Sentado eso. ¿Cómo puede ser que cuando se trata de parejas, nunca los escuchemos?
En el caso de los hombres, cuando un amigo te dice una de las siguientes frases respecto de tu chica... agarrate:
(En el caso de las chicas, asumo que tendrán sus frases magistrales)

1) Es una loca (celoso, controladora cuyo objetivo es separarte de ellos).

2) Es un gato (mujer de bragas fáciles que te consumirá a lo largo de toda la relación dudando, celando, persiguiendo y convirtiéndote en un magnífico perchero. Generalmente estas son tus «mejores» conquistas).

3) Mmmmse. Todo bien.

Si te dicen las frases 1 o 2, lo mejor que podés hacer es salir corriendo.
Con la opción 3 se puede seguir adelante aunque los resultados son dudosos.

Ahora. Pónganse una mano en el hígado (por qué tiene que ser siempre el corazón?) y pregúntense con cuántas de estas parejas catalogadas de Loca o Gato, funcionó.
Incluso fíjense entre sus amistades.
La respuesta es NUNCA.

No importa cuanto queramos negarlo. No importa cuantas charlas (con nuestros amigos o con nosotros mismos) tengamos, y no importa cuánto digamos que no, que parece gato, pero es porque es simpática, porque no le va cortar «mal» a los tipos, etc.

Siempre encontraremos un justificativo para seguir con ellas.
Siempre... SIEMPRE la cosa terminará mal.

Por suerte, estos amigos. Los verdaderos amigos estarán ahí cuando vuelvas con el caballo cansado y el rabo entre las patas para servirte un buen wishky. Convidarte un gracioso y llevarte a bolike/gaterío/cabarulo para ahogar las penas.

NUNCA SE PELEEN CON UN AMIGO POR UNA PAREJA. (Aunque tu amigo te va a terminar perdonando).

¿Cuantos de ustedes desoyeron a sus amigos/as y terminaron en llanto?

miércoles, 14 de enero de 2009

Lo que es, es y no puede no ser.
La mujer pide. No puedo no pedir.
Muchas de las cosas que pide son racionales, accesibles, entendibles.
Otras no.

Yo opino que las mujeres, en el fondo, no quieren que les digamos a todo que si.
Ellas intentarán moldearnos a su gusto.
Pero cuidado!!! Si lo logran, te cambiarán rápidamente por otro. Por uno que les implique un desafío.
Ellas tirarán de la soga. Si no les oponemos resistencia, o se aburren, o la tiran hasta que se acaba. En ambos casos, es adiós.
Si no pueden mover un centímetro la soga es posible que se obsesionen un tiempo. Pero tampoco habrá futuro.
En definitiva. Hay que ceder un poco, y hay que marcar límites también.

Será la falta de entendimiento de este básico principio, o tal vez la globalización, la proliferación de imágenes andróginas de hombres... o tal vez tenga que ver con que Lucho Avilés (El pionero) no esté más en la tele de aire.

Pero muchos hombres se han convertido en esos muñecos para armar.
Ya sea a pedido de sus mujeres, o pensando que es lo que a las mujeres les va a gustar empiezan a afeminarse.

Que la camisa en Etiqueta Negra, que la suscripción a Cool Cuts. Que la manicura, los estilistas (cuando dejás de ir al peluquero para ir al estilista... estás en problemas).
Sabían que los hombres están usando cremas????
Pero no sólo una crema Ponds berreta para evitar que las cutículas sangren.
Cremas posta. Conocen de marcas y cualidades.
Usan unas para las manos. Otras para la cara. Y, en algunos casos, para las ojeras y/o arrugas. Les juro que es cierto.

Mujer argentina. Cuando te encuentres compartiendo 50 y 50 el espacio en el botiquín, preocupate.
Quiere decir que tu chico se encuentra en una situación comprometida... (o como se dice en criollo: Tiene el culo lleno de dudas).

Supongo que tiene que ver con la inseguridad de los hombres.
Como no se creen con suficiente mérito para tener una buena mujer, empiezan a tunearse, a comprarse accesorios, a ir a la cama solar, etc.

DÍGALE NO A ESE HOMBRE.
DÍGALE SI A TERRABUSI. (chiste apto para mayores de 28 años).

O díganle que si. Me da lo mismo.
Lo único que les pido es que después no digan que no quedan hombres. Que están histéricos, que son afeminados, malos, indiferentes, etc.

No los putee. Hacen lo que pueden. Y hay un gran número de mujeres que los alienta, ya sea porque les guste, o porque les guste mostrarlos. desconozco.

Y bueno... que se junten.

Al resto, a las que no se conforman con un chico lindo y prolijo... aflojen un poquito con la exigencia.

Como me decía mi nono. No se puede tener la botella llena y la mina en curda.
(piensensé ustedes un ejemplo que les aplique)

Una nueva raza ha surgido.

martes, 13 de enero de 2009

Siempre me opuse a eso de la igualdad entre el hombre y la mujer.












(está bien.... sigan puteando un rato más)








Ya ta?
Me explico entonces.

Soy partidario de la idea de que más que "igualdad", lo que hay que conseguir es la "lugaridad". Es decir cada cosa en su lugar.
Ya lo dijo José Hernandez (a la altura de Cabildo) "Cada lechón en su teta, es el modo de mamar"
¿Es tan complicado? Yo creo que no.
En primer lugar. No somos igual. Somos diametralmente opuestos.
Que todos debemos tener los mismo derechos, no quiere decir que seamos iguales.
¿O no les gusta acaso que les abramos la puerta, que les arreglemos el cuerito o le arreglemos un enchufe, o que ocupemos nosotros el lado de la calle, cuando vamos caminando?
¿No les gusta acaso tener un hombro en que llorar viendo alguna comedia romanticona?
¿O recibir ese regalo tan especial de que les cocinemos como una ocasión especial, como un regalito?

(a continuación, cuando diga "las mujeres" deberá leerse "una cantidad de significancia relevante en el universo de personas estudiado, de entidad tal que justifica considerarlo como una mayoría")

Se quejan de que estamos mucho con los amigos.
Se quejan si estamos todo el día en casa ("hacé algo de tu vida")
Se quejan porque no queremos festejar el cuadragésimo quinto "cumplemés"
Se quejan si estamos en todos los detalles y siempre les hacemos regalos ("es divino... pero no sé... es que es demasiado bueno... ya se pasa")
(Vieron... tanto que hincharon, ahora no digo nada "las mujeres")
Se quejan si no las llamamos durante el día... (nena... dormí con vos... te vi esta mañana)
Se quejan si las llamamos mucho. ("me estás controlando").

Soy un ferviente creyente de que las mujeres... (si quiero lo uso) son como la gata Flora. Si la apretás chilla. Si la largás llora.

Que seamos independientes, pero no tanto. Que las llamemos, pero no mucho. Que las celemos, pero no tanto. Que nos abramos, pero no tanto. etc., etc., etc.
Asuman que no vamos a ser y hacer exactamente todo como y cuando ustedes quieran, o piensen que es correcto.
Nadie puede. Resígnense. Miren las cosas importantes. Miren los grandes gestos, no las pavadas sin sentido.
Desenfoquen un poco el microscopio y cuando todo esté borroso, que no puedan detectar más los detalles, fíjense si la idea general les gusta.

Y por favor. Suspendan con su conducta sadomasoquista de rechazar al bueno y perseguir al malo.
Rechacen al bueno, pero por la justa razón "No hay piel" "Algo, no importa qué, no cierra"
Pero no sueñen más que con que el malo que tanto les gusta, las atrae y calienta vaya a tener los gestos, la actitud y demás cualidades del "bueno".

No nos van a cambiar.

A lo sumo, lo que podrán lograr con mucho sacrificio y dedicación a la hora del sexo, es que actuemos, que pretendamos.
Pero todos sabemos que el fuego en algún momento deja de ser un incendio y se convierte en una llama. Ahí es cuando empezaremos a develarnos tal cual somos.

En próximos post me explayaré sobre las consecuencias de las demandas y quejas de mis queridas féminas.

lunes, 12 de enero de 2009

Las chicas van a poder putearme un poco más. O, si prefieren ejercer un poco de sana autocrítica.
¿Por qué tiene que haber un problema con nosotros cuando la cosa no funciona? (y por cosa, me refiero a la relación).
Hay veces en que uno se da cuenta de sólo verla.Al oír su voz. Al tocar su piel. Al verla reír. Al llevarla a la cama.
Otras veces, uno puede salir algunas veces con una chica, que le parezca linda, que le parezca «buena mina» y con la que tenemos algunas cosas en común.
Entonces decidimos que vale la pena jugarle una ficha. Porque no se confundan; nosotros también queremos encontrar a LA mujer. Nosotros también soñamos con esa mujer que sea divertida, que no sea demasiado complicada, que tenga vida propia, que nos apoye, nos mime, nos cuide, que nos necesite, que le hagamos bien, que no nos cague, que no sea demasiado celosa, que no nos quiera dar celos y, obviamente que esté buena.
Lo primero que detectamos -salvo que sea una ‘amiga’- es si está o no buena. Si está buena, ya tenemos luz verde para proceder.
Si al tiempo -un par de semanas o un par de meses.... o un par de pares de meses- nos damos cuanta de que le estamos poniendo más ganas de las que en realidad tenemos... y que esas cosas que le faltan o le sobran son así y no van a cambiar... entonces decidimos dar un paso al costado.
¿Por qué tiene que haber algo mal con nosotros? ¿Por qué tenemos que ser inmaduros?
¿Por qué tenemos que ser fóbicos al compromiso?
¿Trastornados?
¿Emocionalmente incapaces de sentir?
¿No recuperados de una vieja relación?
¿Nenes de mamá?
¿Maricones, poco hombres?
etc, etc, etc.

NO ANDUVO NENA. LO SIENTO.

No fue mi intención generarte falsas expectativas. Le puse pilas, pero cuando no da, no da.
Será falta de química.
Algo falle.
Algo falta.
Algo sobra.

NO LO SE.

No es que no quiero abrirme, es que no lo se.

No. No voy a entrar a enumerar esas pequeñeces que no me terminan de cerrar. En primer lugar porque no se si son LA razón.
En segundo lugar, porque sería ser hiriente al pedo.

¿De verdad querés que te diga que tenés menos onda que un renglón haciendo un pete? ¿Que ni por un instante pude ‘creer’ que te gusta?
¿O querés que me ponga a hablar de ciertos olores que emanás si no estás recién bañada?
¿O que me jode que me llames x veces por día?
¿O que no me termina de resultar fascinante tu laburo, o tus anécdotas, o tus amigas, o flía?

¿Para qué voy a decirte todo eso, si son cosas que son así. Si no estoy seguro de que sean razones suficientes, de que sean los reales motivos.?

¿Por qué no podés entender que no es algo que hacés o dejes de hacer?

Estoy tratando de ser honesto, sincero. Estoy viniendo de frente a decirte que no va más.
¿Por qué no podés apreciar ese gesto?

¿Por qué terminás hinchando tanto las bolas hasta que pierdo la paciencia y te digo alguna de esas barbaridades que quería callar?

¿Por qué no podés aceptar que así como hubo mil pibes con los que saliste un tiempo, y no te cerraron, vos no me cerrás a mi?

¿Por qué tengo que ser el malo de la película?

¿Por qué tiene que haber un culpable?


Se aceptan ‘opinaciones’

domingo, 11 de enero de 2009

Nos despedimos ese domingo.
El miércoles a la tarde, mientras estaba haciendo unos trámites, suena mi celular. Era (D). Me saluda con un «vos sos pelotudo? Cómo no me vas a llamar?»
Le dije que ella también tenía dedos... y que el hecho de que estuviéramos hablando, lo comprobaba.
«Sos un boludo»
«Lo se. Me estaba haciendo desear. Sabés cuántas veces uno puede darse el gusto de que lo llame la mujer más hermosa»
Se rió. Siempre me reconoció esa «falta» mía como uno de los motivos por los que quería estar conmigo.
Me dijo que pensaba ¿Cómo este pibe no me va a llamar a MI..... a MIIIII? y que eso la intrigó un poco.
Creo que eso era en definitiva lo que me motivó a hacerlo. Me divertía esa idea. Yo pensaba lo mismo.
No me pregunten por qué, pero se ve que el hecho de haberla agarrado así en Sunset... (ahora que lo pienso, no era Sunset... era otro. Uno que quedaba por la costanera... por si a alguien le importa). La cuestión es que mi actitud me sorprendía.
En vez de sentirme intimidado por esa belleza, por estar jugando un juego para el que no estaba preparado me brindaban una confianza y serenidad inimaginables.
Terminamos arreglando para vernos esa misma noche. (era joven y estaba acostumbrado a dormir muuuuuy poco.).
La llevé a Olsen. Es un restaurant de cocina escandinava. Y tienen más de 60 variedades de Vodka.
Ya de entrada encargué una especie de tapeo muy bueno, venía con alrededor de una docena de tubos de ensayo con distintas clases de vodka, para acompañar los distintos canapés. Muy bueno, muy entonador.
Charlamos de la vida hasta que no aguantamos más. Nos pasamos a una especie de living con hogar y a los cinco minutos, nos dimos cuenta de que teníamos que salir de ahí, porque íbamos a terminar mal.
Así que nos fuimos a casa.
Siguieron los tragos, los fasos y el sexo desenfrenado. Jamás en mi vida, ni cuando tenía 16 años había logrado lo que lograba con ella. Me volvía loco. Me convertía en un depredador alzado, incapaz de pensar en nada.
Me bañé y me fui a trabajar. Todavía borracho por el vodka, todavía embriagado por esa mujer.
Somos medio estúpidos cuando pensamos que tenemos todo bajo control no?
Digo. Cuando estás con una persona que te parte la cabeza, que excede a cualquier experiencia que hayas tenido... no podés pensar que lo vas a poder controlar.
Mi «dureza« iniciar iba a durar muy poco.

Estaba comiendo. Odio que se enfríe la comida.
Estaba muy rico.
Le falta un poquito de sal.
Dónde merda está el salero?
Dos saleros tengo, y cuando lo necesitás no aparece ninguno.
Donde se puede esconder este hijoeputa?
Cómo puede ser que desaparezcan los DOS saleros juntos.
Termino de comer mi comida fría.... y sin sal.
Me estaba por ir a dormir... voy a levantar la mesa.
LOS DOS GUACHOS ESTABAN AHÍ.... (todo el tiempo enfrente mío)

sábado, 10 de enero de 2009

Mientras cruzaba la pista no pensaba en nada. Al menos no recuerdo haberlo hecho. Sólo sabía que la veía cada vez más cerca.
Cuando estuve lo suficientemente cerca, puse mi mano en su espalda. La traje hacia a mi y la besé. La tomé por sorpresa, pero no tardó en corresponder el beso.
Fue piel instantánea. La temperatura subía mientras nuestras bocas y manos se salían de control.
No se cuanto tiempo estuvimos besándonos.
En un break me dice: «Esto es cualquiera. Yo estoy casada» Yo ya lo sabía. Daniel o alguna de sus amigas me lo habían dicho.
Pero yo no buscaba nada serio.
Estaba en esos momentos de la vida de soltero en que lo último que quería era cambiar mi estado.
Le dije que no me importaba, que no había manera de que me hubiera frenado.
Se río -con esa risa que ya describí-.
Seguimos bailando, tomando, besando, franeleando hasta que le dije que la invitaba a desayunar.
Tomamos un taxi y fuimos a buscar su auto cerca del Soul.
Le dije que conocía un lugar muy bueno, a escasas 8 cuadras.
Así llegamos a casa.
Las partes superiores de nuestras indumentarias ya habían desaparecido.
Los jeans estaban desabrochados.
Cuando voy a remover el suyo, la escucho que lloraba. Me pide por favor que pare, que ese día no podía.
Era la mujer más fuera de mi liga con la que había estado. Mi excitación nunca había llegado a esos niveles.
Sin embargo, me detuve.
Me di cuenta de que algo estaba mal en serio.
Ella dijo que era su matrimonio.
Que hacía más de 6 meses desde la última vez que lo había hecho y bla bla bla.
Yo tenía la certeza de que iba a tener otra oportunidad, así que paré. (Bueno. Lo reconozco, cada vez que le daba un beso terminábamos igual... pero era más fuerte que yo... y no la ponía incómoda.).
Nos preparé el desayuno. Unos ricos mates con bizcochitos y hablamos por horas.
El marido estaba en Qatar, o algún lugar por el estilo. (Él era piloto, ella azafata) así que no había problemas con el horario.
Cerca del mediodía se fue. Nos pasamos nuestros teléfonos.
No me podía ir a dormir, así que me fui a visitar a mis sobrinos.
Tenía la sonrisa de oreja a oreja (si sonreía un poco más, me degollaba).
Había apuntado a lo imposible, y se estaba dando. Hermosa, alta flaca, fibrosa (cuerpo de modelo), rubia, ojos y labios siempre húmedos, fogosa. Para colmo, no había manera de engancharme porque era casada y eso era -en ese momento- una bendición.
Y encima cumplí el típico fetiche de la azafata.
La verdad es que, pese a que me moría por llevarla a la cama, me daba por satisfecho.
No se por qué, pero daba por descontado que esa sería la última vez que la vería.

viernes, 9 de enero de 2009


Será un problema de los argentinos? O será de la especie nomás?
Pero me enferma e indigna que no tengamos memoria.
Esas cosas buenas, o esas buenas personas que en algún momento se cruzaron en nuestras vidas y nos dejaron algo.
O, ya como país, a aquellos próceres (de los viejos y de los contemporáneos) que con su sabiduría, sus acciones, sus palabras, su honor, entrega y generosidad contribuyeron de una u otra forma a formar la cultura... el ser argentino.
Recordemos, reconozcamos, admiremos y emulemos a Los Fontanarrosa, Borges, Guevara, Perez Esquivel, San Martín, Favaloro, Moira Gough.
Como puede ser que queden en el olvido, que se los abandone al cruel castigo de la ignominia, de la indiferencia.
Pero no se preocupen. Aparentemente a Moira le está yendo muy bien en México, donde está trabajando es scouting, y está felizmente casada.
Menos mal que queda gente que no olvida

jueves, 8 de enero de 2009

Estaba en un cumpleaños. El 80% eran feacks (actores, pintores, fotógrafos, mucho arte).
La siguiente conversación tiene lugar entre las 22:31 PM y las 23:58 PM... tic.... tac.... tic.... tac.
Pantalla dividida en 4 y vemos:
Chica Teatro.
Chica embarazada y novio.
Chica muy divertida y novio (veterinario)
Chica artista y yo.
Se produce un diálogo más o menos así:
Chica Teatro (a chica artista): - ¿Y tomyyyyyyyyyyyy?
Chica Artista: -No. Ya está. Tuve que dejarlo porque me mudaba con el.
Chicas al unísono: -¿En seriooooooo? ¿Cómo hiciste?
C.A.:- Se lo dejé a mi papá.
Chica Embarazada:- Yo no se cómo hacer. Me lo traje desde Brooklin. Fue todo un tema con los papeles y toda la bola, pero está legal. Ahora que viene ella (señalando su panza) va a ser complicado.
Chica divertida:- Ni me hablés... yo ya tengo como 7 y no se como manejarlos.
C.T.:- ¿Complicado por qué? ¿Se pone celoso?
C.E.:- No. No es eso. Es que tiene problemas en el esófago y se la pasa vomitando. «lazy ezofagus» creo que se llama.
C.D.: -Uuuhhh... es una bajón. ¿probaste cambiándole la comida?
C.E.:- Si el problema no es ese... es el esófago. Fuimos a un médico y nos hizo un video de rayos x, y vimos como no pasa la comida... la devuelve así... toda sólida. Y le queda un aliento.... de muerte.
C.D.: -MMMM.... yo tenía uno que se tiraba unos pedos terribles. El muy turro se te venía encima y ahi nomás te los largaba.
C.E.:- Y si. Igual, no es el único problema que tiene. También está rengo y sordo de un oído.
C.A.:- ¿Y le hablás al otro?
C.D.:- Dejate de joder con eso de hablarles!!!!
C.E.:- Si. Le hablamos... lo re malcriamos. Le tenemos que dar de comer parado, así ayuda para que le baje la comida. Ya estoy re podrida con los vómitos. El otro día abrí un cajón del mueble del living.... y había uno ahi. Ya era un fósil.
C.A.:- Yo lo tuve que dejar porque iba a rasguñar todo.
C.E.:- A no. Al mío se le cayeron todas la uñas, así que nada de nada.
Novio Veterinario: Yo a los nuestros les saqué las uñas a todos. Es lo mejor.
C.A.:- ¿Y por qué no se lo das a tu vieja?
C.D.:- O a un hogar...
C.E.:- No. Es que no lo quiero dejar, pero no sé que onda con ella. No se qué hacer.
Yo:- Y si lo embalsamás y se lo dejás a ella de peluche?

Se pudrió ahí la onda que había. Yo y mis bocadillos con corazón ácido. Pero no se puede hablar así de gatos.

Y me quedé ahí, pensando, un poco aislado de las conversaciones que seguían. Y Fernet va, Fernet viene, me dieron ganas de comer alcauciles. Pero no es época de alcauciles. Los alcauciles son estacionales. Que rico el corazón de los alcauciles.
¿Cómo hacen los de Hepatalgina para fabricarla, si los alcauciles son estacionales?
Tengo que descubrirlo. Los voy manteniendo al tanto de mis progresos.

miércoles, 7 de enero de 2009

Y si de imposibles se trata...
Siguió la noche. Siguieron los tragos. Siguieron las miradas. Siguieron las guasadas de la no agraciada.
Salimos. Linda noche. Últimos días de verano, con una mezcla de clima otoñal.
Me escapo de la guasa. Viene la rubia (D) e intenta convencerme de que le de a su guasa amiga.
Yo le digo que no puedo, que estoy ocupado.
Ella pregunta ¿de novio?
Yo digo que no, que estoy ocupado con ella, que es a ella la que quiero y a quien no puedo sacar los ojos de encima.
Se ríe seductora. Se la notaba guacha. Sabía exactamente qué cara poner para poder cagarse de risa y a la vez mantenerme ahí; atontado.
Además, tenía un ojo apenas virolo.... (no che,.. no crean que le quedaba mal porque era una de sus mejores cualidades).
Cuando se reía así como se me río a mi, quedaba totalmente irresistible.
Yo, aunque estaba soltando algún que otro can, me lo seguía tomando con total calma.
Era como que tenía la tranquilidad de poder decir lo que quisiera, aunque fuera con doble sentido, aunque fuera algún canino.
Ella tenía la mejor de las ondas, los dos estábamos bastante entonados, y, sobre todo, ella me brindaba esa oportunidad, esa sensación de que estaba todo bien, de que iba por el buen camino.
Ellas iban a seguir el festejo cumpleñearil en Sunset (que en esa época no era lo que es ahora), que un amigo de ellas era el DJ.
Me pregunta si vamos. Le digo que por supuesto y nos subimos a una camioneta de una amiga.
Por suerte a Daniel se le ocurrió venir también, porque yo me había olvidado completamente de él.
En el camino me dice que el DJ le tira los perros, pero que su amiga Caro moría por el. Un bajón.
Apenas entramos lo fueron a saludar al DJ y ya desde lejos, podía ver como la galgueaba.
Estábamos yendo al baño. Así en malón. Y me sorprendo a mí mismo diciéndole a Daniel que le iba a dar a «su» chica (código de hombres). Lo sorpresivo fue que no le pedí «permiso» para tratar. Fue para hacer.
En cuanto salí del baño, ella estaba bailando en el medio de la pista.
Caminé hacia ella, cruzando el bolique. Era un hombre con una misión. Nada iba a detenerme. Ella seguí bailando, sumergida en sus sueños de burbujas y sensualidad. Mi pecho se inflaba a cada paso que daba.

martes, 6 de enero de 2009

Un día X desperté. Abrí el placard y vi un estante con camisones y remeritas. Abrí un cajón y vi bombachas.
Todavía soñoliento fui al baño a hacer el primer pipi. Cuando abrí la puertita del vanitory (el de arriba, tipo botiquín, o como pindonga se llame) vi que junto a mi cepillo de dientes, había otro. Una rápida inspección ocular demostró la presencia de otros O.P.N.I. (Objetos Personales No Identificados) como cremas faciales, quitaesmaltes y demás.
Hacía ya un tiempito desde que la cosa venía mal, con peleas, discusiones y demás hierbas. Hacía unos días que no hablábamos.
En casa estaba la chica que trabajaba en lo de mis viejos, quienes gentilmente me la cedían un día a la semana para que impidiera que las cucarachas tomaran el control. Lo último que yo deseaba era que mis queridos padres tuvieran conocimiento de mi nueva vida de soltero y de mis estados de ánimo.
En eso, entre el ruido de la aspiradora, siento el del celular. Era (F). Bendito identificador de llamadas. Todavía no existían los mensajes de texto. Llamada sin respuesta. 5 minutos. Nueva llamada sin respuesta. Repetir la operación las veces necesarias para enervar a la otra persona.
Llamada a teléfono de línea. Contestador que atiende, pero no recibe mensaje alguno. Pensé que por ese día había zafado.
Nuevo llamado a tel. de línea. Esta vez una voz descolocada comienza a proferir improperios al contestador, los que son reproducidos a alto volúmen por la casa, pudiendo llegar a oídos de la espía.
No vi otra solución más que tomar el teléfono y refugiarme en el dormitorio.
Sinceramente, no podía verla más. Me había colmado la paciencia. Ya tenía suficiente de rupturas traumáticas y melodramáticas como para soportar una nueva.
Entre improperio e improperio venía un ocasional «¿que te pasa?» a lo que yo respondía con el más sincero «No se, pero no estoy bien. No va más.»
Yo me daba cuenta de que eso sólo generaba nuevas preguntas, todas formuladas de las más ingeniosas formas para no repetir su real significado «¿Qué te pasa?»
Yo no podía brindarle una respuesta. Me hubiese encantado, pero no la tenía, ni contaba tampoco con la claridad mental o las ganas de buscarlas. En mi cerebro resonaba la única respuesta a al que tenía acceso, y que sabía que no le podía dar: «flaca, no te hagas la sorprendida. Sabés que te metiste con un flaco dañado, pendejo, loco, recién separado. No te hagás la boluda». Pero no podía decírselo ¿o si?
Me dice entonces, en tono amenazador superado que va a venir a buscar sus cosas. Yo ya las había juntado, pero le dije que ese no era un buen momento -recuerden la presencia de la espía-. Ella insistió. Se ve que andaba por la zona, porque a los cinco minutos, estaba tocando el portero eléctrico.
Le dije que bajaba, a lo que contestó «ya me abrieron».
Desesperación.
Corro a la cocina, tomo bolsa vacía de COTO y pongo sus cosas en la misma. Le digo a la espía que ya vuelvo y salgo a tomar el ascensor.
Cuando abro la puerta del mismo, aparece (F). Desencajada.
Encaraba para mi hogar. La freno, le digo que bajemos.
Accede. Llegamos a la vereda. Le pido perdón y le entrego la bolsa de super con sus cosas.
Se saca todavía más -yo no creía que fuera posible, pero una vez más me di cuenta de que no sabía nada de la vida, ni de las mujeres-.
Plena Av. Cabildo y ella a los gritos, puteando, pidiendo explicaciones.
Yo disculpándome, por todo lo pasado y por no poder brindarle una respuesta.
Ella tratándome de loco y yo asintiendo y pidiendo nuevos perdones, intentando asegurarle que no quise lastimarla.
Media hora tomó este ida y vuelta. Era una competencia de resistencia. Ella no iba a aflojar hasta no obtener una respuesta. Yo no iba a inventar una. Le estaba diciendo la verdad.
Esa lucha fue ganada por mi.
Ella partió con sus bártulos en su auto. Yo subí a relajarme un poco, haciendo caso omiso al celular que sonaba sin parar.
En cuanto me senté y prendí la tele, escuché el mensaje que estaba dejando en mi celular. En el mismo ella demostraba no dar crédito a haberse ido así. No podía creer que yo no la hice pasar. No podía creer que la escena que ella había planeado tendría lugar en casa, lo tuvo en la calle.
Lo que más le indignaba era la bolsa de COTO. Entre preguntas, sollozos, y recriminaciones, escucho ese característico «Grrrrrrrr» que ahoga un grito desesperado y culmina con una frase que hasta el día de hoy es utilizada entre mis amigos para identificarla «Te mataría, la pppppputtttta que te parió».
Esa frase es la que quedó como medida de enojos entre mis amigos, es decir que, por ejemplo.... «¿y... cómo está?..... »jodido... te mataría.....«
Ese fue el fin.... ¿o no?

lunes, 5 de enero de 2009

... porque te podés ensuciar.
Uno sabe qué mujeres están a nuestro alcance, son de nuestra liga.
Sin embargo, nuestro "techo" puede elevarse un poco cuando se trata de una amiga, de una compañera de laburo/facu, en fin, cuando el vernos muy seguido nos da tiempo.
Yo siempre tuve claro cual era mi techo.
No tengo de qué quejarme, pero había mujeres a las que no encaraba porque sabía que no era lo mío.
Mi amigo Daniel no tenía este techo -o al menos él no quiere reconocerlo-, así que encaraba sin parar, sin medir. Tan mal no le iba.
Una noche como tantas otras llegué al Soul. Era el cumpleaños de una 'amiga' de ahí.
Esta amiga tenía una amiga que era hermosa y, claramente, fuera de mi liga.
Daniel estaba encarando y yo me quedé viendo esa situación en la que el encaraba sin chances a esta hermosa amiga de amiga. Me dije para mi mismo que era un fenómeno.
A mi, sin embargo me tocó sentarme al lado de otra amiga de 'amiga'.
Ya estaba medio borracha y invitaba.
La naturaleza no la había favorecido y su actitud y personalidad sólo empeoraban las cosas.
Por esas cosas de la vida -o de la distribución de asientos-, se puso densa conmigo. No voy a mentir, si yo no hubiera estado tan sobrio, ella hubiera dicho la mitad de las pavadas que dijo, y no hubiera estado entretenido por los intentos frustrados de Daniel, es probable que hubiera hecho algo.
Pero no podía sacarle los ojos de encima a esta flaquita hermosa.
Descontaba que Daniel no iba a poder. A mi ya me contaba fuera de carrera, así que ahí estaba, relajando, mirando.
A veces lo mejor es tomarse la vida así. ¿No?
A veces es la única manera de lograr nuestros imposibles

Fueron 7 años. Tiempo más que suficiente para curar mis heridas, endurecerme, crecer, aprender, creer, tenerla clara, darme cuenta de que la tenía oscura, desaprender, volver a intentar, estar bien, estar mal, reabrir viejas heridas, hacer pendejadas, madurar.
Son unas cuantas las cosas que aprendí en esos 7 años. Una de ellas es que no tiene ningún sentido intentar entender a las mujeres. Hay que amarlas, odiarlas, perseguirlas, escaparles, pero no es posible -y tampoco necesario-, entenderlas.
La otra cosa que aprendí es que no es de idiota tropezar dos veces con la misma piedra. Es inevitable. Parece que la muy guacha te sigue sin que te des cuenta y, en un momento de distracción, te pasa y se queda ahí adelante, esperando que tropieces.
Son pocas las mujeres que se aceptan realmente y que no tienen miedo a vivir como y hacer lo que quieren. Sin rendirle cuentas a nadie. Sin importarles el qué dirán o esas miradas cortantes que la vida nos regala.
Generalmente esas mujeres tienen cierta dificultad en encontrar pareja. (Las razones de esto -justamente atribuidas a los hombres-, quedan para análisis de ellas).
Lo cierto es que el resto de las mujeres (casi todas con las que nos cruzamos en nuestra vida) no son así. Les importa mucho el qué dirán. Incluso cuando nadie vaya a enterarse de su «pecado». Ellas lo sabrán, y son las principales arpías, las primeras con sus comentarios filosos que conforman el «qué dirán».
Entonces no pueden encamarse con un tipo porque si.
Aunque tengan la más absoluta certeza de que él no las va a llamar al día siguiente, tienen que preparar el escenario de manera tal que parezca que tienen todo el derecho de sentirse engañadas y usadas.
No las entiendo..... pero no me importa.
Ya habrá más novedades en este, su boletín informativo de huevadas.

La morocha se quedaba a dormir bastante seguido en mi nueva casa de soltero (viejo nido de amor de mi matrimonio), concurría a reuniones familiares y asados con amigos. Yo ya había conocido a su familia, con quienes también compartía asados en su casa de Avellaneda.
Y el pibe iba atontado unas cuantas veces por semana, cruzando el puente Pueyrredón mientras escuchaba una y otra vez «La hija del fletero».
Pero la realidad empezó a golpear a mi puerta. La terapia recién iniciada; mi último año de facultad; el reencuentro con viejas amistades; mi situación; todo hizo que me fuera distanciando.
Claro que ella también hacía lo suyo. Yo me estaba dando cuenta de que en realidad -más allá del dolor que me producía- la terminación de mi matrimonio fue lo mejor que me pudo pasar. Empecé a ver que eso que yo asociaba con «felicidad» era en realidad «seguridad».
Como no me había dado cuenta en su momento de eso, obviamente empecé a sospechar de esta nueva relación. En mi mente empezó a rondar la idea de que tal vez estaba volviendo a hacer lo mismo, sólo que -a diferencia de la anterior- esta entraba mejor en la familia. Un disparate.
Viajes a Cariló; fines de semana internados en la cama; asistencia perfecta a esos asados a los que antes escapaba, etc.
Así fue que comencé a tomar distancia. No quería repetir errores. Así que empecé a concurrir solo a los asados con los chicos de la facu. Todos habían sido invitados a mi casamiento. El núcleo estaba formado por 3. Javier -de novio-; Robert -recién casado- y Tomi -recién abandonado por su novia y con su corazón con aujeritos- (Ya habrá tiempo para mis historias con el).
Yo no le había mentido, pero en algún momento ella se dio cuenta de que no iba solo porque fueran «asados de hombres» sino que lo hacía simplemente porque quería, aunque mis comprometidos amigos fueran con sus respectivas.
Eso generó un «pequeño» problema. En realidad para mi sí que era pequeño. Ella pensaba distinto.
Con todo lo que había y estaba pasando, sinceramente no podía preocuparme menos el «problema»
Era como Rocky, quien, después de ser apaleado dos veces por Apollo, ser molido a golpes por Mr. T, decide enfrentar golpe a golpe a Ivan Drago. Perdés todo tipo de miedo, lográs un estado zen en el que, por primera vez, notás que las pequeñeces de la vida son, simplemente, pequeñeces.
Después de 2 jornadas inagotables de discusiones, cedí y le dije que ese viernes la llevaba al programado asado en zona norte.
Así fue que, después de trabajar todo el día, e ir a cursar, me bañé y partí de Belgrano a Avellaneda, para luego ir a Vte. López. No recuerdo con exactitud, pero el asado obedecía al festejo del cumpleaños de alguien (juro que tengo la duda de si no era el mío. Es que yo no lo festejaba y mis amigos son así de buenos).
Ellos estaban al tanto de mis recientes discusiones, y se sonreían cuando me vieron arribar con ella.
Ya habían vivido situaciones incómodas en reuniones con mi exposa (término acuñado por Esteban en «hablaloconmiabogado»).
(F) tardó apenas 10 minutos en venir a decirme, mientras hincaba el diente en el primer chori de la noche, que le dolía la cabeza, que se sentía mal.
Lo vi venir a Javier, presto a ofrecerle uno a ella, quien declinó poniendo cara de asco, diciendo que se sentía mal. Javier sonrió, me miró y se notaba que se estaba cagando de risa por dentro.
No iba a dejar que eso arruinara mi noche. No iba a darle el gusto de entrar en la típica discusión en la que yo iba a sostener que era una locahijadeunagranputa por haberme hinchado toda la semana con planteos de pareja, de que por qué iba solo, etc.
Así que tomé aire, me acerqué a Javier y le dije «ya vuelvo». Di media vuelta, la encaré a (F) y le dije «vamos». Subimos al auto, ella empezó a parlotear como si nada, su cara ya no reflejaba ningún dolor ni molestia. Yo no hablaba, simplemente manejaba a toda velocidad por Lugones. La dejé en la casa y volví al asado. Todos coincidimos en que estaba loca. Todos coincidimos en que estuve bien. Mi nueva condición y la terapia me habían permitido no cagarme la noche. A los 23 años, si te dejás arruinar una noche por un simple viaje Belgrano-Avellaneda-Vte. López-Avellaneda-Vte. López sos un zapato.
La relación ya tenía fecha de vencimiento

viernes, 2 de enero de 2009

Con Ge en casa.
Situación: Cana al aire de un amigo (S) Vino a comer invitada por mi, junto con S. Yo: histeriqueadas vía web, alguna que otra conversación telefónica y una visita a su laburo muy light e histerica de ambos bandos.
Va pasando la noche y S se va. Ge se queda.
Lo pensé y lo pensé y la verdad es que no daba.
Seguimos tomando y fumando por horas, viendo en total oscuridad algún canal de estos que tienen juegos a la noche, que llamás o mandás un sms y entrás a jugar y podés llegar a ganarte como cien pesos.
Ge: Boludo... te lo tengo que decir. Ya no aguanto más esta situación.
Yo: cri...cri.
Ge: Posta. Me está matando. Te lo digo y ya.
Yo: cri.....cri.
Ge: Vengo mandando sms toda la semana. Me parece que gano porque contesté 8 bien.
Yo: No podés. Sos una hija de puta.
Ge: cri...cri.
Yo: Norma Aleandro.
Ge me mira con cara de «no te entiendo y eso que estoy fumada»
Yo: La respuesta a la novena es Norma Aleandro. Mandala.
Y así nos quedamos toda la noche viendo ese programa malísimo que la única razón de ser que tenía eran las tetas de Carla Conte.
Ge: Qué buenas tetas tiene esta guacha!! Me voy a poner así.
Yo: Dejate de joder boluda. Que si te ponés esas tetas no me aguanto y la pudro.
Silencio largo (pero cómodo).
Me abraza y me dice: Tenés razón. No me pongo nada.
Nunca pude tener amigas. Siempre terminé en la cama con ellas. Mi actual nunca fue mi amiga. A las otras, nunca más las vi.
Ella era muuuuuuyyyy divertida como amiga. Una de esas relaciones de las que no te podés cansar nunca. Hablabas por teléfono y podías estar una hora entretenido. No porque te contara mil cosas que no te importaban en lo más mínimo, sino porque conversaba. Porque había momentos en que participabas de lo que estaba haciendo mientras hablaba con vos. Pero era muy divertida. Seguro que vieron que hay algunos blogs que no podés dejar de leer. Te atrapa la manera de contar las historias más simples.
Bueno. Hablar con ella era así. Obviamente era varonera, pero tenia amigas mujeres. Pero era guasa si quería. Uno más.
Era como esas relaciones de comedia americana.
Por eso elegimos que mejor era no hacer nada con lo nuestro.
Hace más de un año que no se nada de ella.
La extraño.