Seguramente ese sea uno de los motivos de la escasez de seguidores masculinos de este blog.
O tal vez no tenga nada que ver con eso, y la mayoría femenina de seguidoras sea simplemente consecuencia de mi irrefrenable sex appeal, de mi pinta, mi avasallante y-por qué no- irresistible personalidad y, por sobre todas las cosas, la modestia que me caracteriza.
Aclarado esto, pasemos al tema que nos compete.
Tanto en la vida misma, como en la "blogósfera" ¿así se dice? veo una tendencia que da lástima.
Por ejemplo, en el blog de la
Capi, se estuvo hablando de puteríos, cabarulos y otras hierbas.
Dejando de lado las reacciones femeninas al respecto, me llamó poderosamente la atención los comentarios masculinos.
Casi todos haciéndose los giles, hablando de los cabarulos como si fueran cocinas de paco. Nadie los conoce, nadie fue, nadie garpó. Y los que lo hicieron alguna vez (o mejor dicho, hicimos) somos pobres tipos que no nos queda otra más que pagar para poder ponerla.
Y mientras tanto la ciudad está llena de cabarulos y de putas.
No se qué porcentaje de los que han pagado lo hicieron porque de otra forma no podrían ponerla. Creo que será muy bajo.
Seguramente sea mayor el porcentaje de los que pagaron porque si no, jamás podrían darle a una mina tan buena, o porque pueden hacer cosas que con las minas que consigue no puede (léase, hacer el poto).
Y también será alto el porcentaje de los que pagamos porque pintó, porque esa noche se dio así, porque, porque, porque...
Pensar "pobre pibe, tiene que pagar para ponerla" es una falacia.
Me he gastado mis buenos mangos en tapus. Ni me arrepiento, ni me da vergüenza decirlo.
Fueron mucho menos que los que me gasté en "chicas bien". Y muchas veces, la pasé mucho mejor y sin problemas ni complicaciones a la mañana o a la semana siguiente.
Al "es por la plata" podemos sumarle "es por la pinta", "es por la simpatía", "es por la labia", "es por el auto", etc. Siempre es por algo. Generalmente por más de un motivo. Pero siempre que una mina entrega es por algo.
Me gustaría saber cuantas de ustedes, niñas, se han encamado con un tipo que no les invitó jamás nada, o que no les calentaba físicamente.
Y no por eso son gatos (al menos, no más que las asumidas).
Dejando eso de lado, el cabarulo en sí me parece que es un lugar que vale la pena conocer. Creo que es un lugar folklórico nuestro. Un lugar de hombres, para hombres. Donde se puede ir a tomar unas copas, a conversar, a mirar lindas minas y, si te dieron ganas, a llevarte una.
A ustedes niñas que generalmente se quejan de la falta de hombres, de que ellos pasan más tiempo al espejo que ustedes, que conocen más de cremas humectantes y cuidados para el pelo, que se pasan el día levantando pesas, que son histéricos, que son metrosexuales... a ustedes les digo, no jodan con el cabarulo.
Que un tipo que fue a cabarulos, siempre les va a abrir la puerta, las va a hacer ir del lado de los edificios, les va a llevar las bolsas, valijas o cualquier tipo de trasto, les va a invitar la entrada, el morfi, el chupi, el telo.
Un tipo sin cabarulo es un tipo al que le falta un golpe de horno, le va a faltar una cadena de códigos que se adquiere en la calle.
El día que conozcan un tipo que sabe cómo cambiar un cuerito, tengan la certeza de que fue a un cabarulo. No tienen relación una cosa con la otra, pero es así. No van a encontrar tipos con calle, con noche que no sepan cambiar un cuerito.
A los tipos les digo: Déjense de joder. O dejen de mentir y caretear lo incareteable, o háganse hombres.