lunes, 23 de noviembre de 2009

Hay personas que no te dejan absolutamente nada.
A las que podés escuchar o leer y es lo mismo que tocarle las bolas a un muerto. No pasa nada.

Hay personas, en cambio, que no pasan desapercibidas, que algo te dejan.
lamentablemente la mayoría de estas personas, lo que te terminan dejando, es bastante choto.
No importa si las lees en el diario, en un blog, o un libro; o si las escuchás en la radio, en la tele, o en cualquier circunstancia de la vida.

Hay personas que son muy claras -para bien o para mal- y no te dejarán jamás con una duda acerca de nada. Vas a terminar de verlos y vas a tener X información. Vas a haber hablado de lo que tenías que hablar. Te vas a haber divertido, o aburrido, asombrado, indignado, irritado, ilusionado... lo que sea.

El hecho de que eso que te deja una persona sean sólo unos momentos, no necesariamente es malo. A veces, el haberte reído de pavadas, es un poco más profundo y útil de lo que parece.

Dorta es un poco cambiante (como las hormonas están a full evitamos la palabra "loca").
Muchas veces es una tarea difícil, digna de un estoico, tratar de hilvanar esas ideas que salen sin prejuicios, sin dobles intenciones, casi sin pensarlas.

A veces tiene salidas que me dejan pasmado, de esas que, dependiendo del tipo de día que tuviste -y el humor en el que estés- no sabés si matarla o besarla, si reírte o llorar.

Ahora que lo pienso, en ese sentido Dorta es como el faso: Siempre va a tener un efecto en vos. Ahora, que pegue bien o mal, dependerá también de tu estado de ánimo.

Más allá de esta cuestión anecdótica, lo bueno que tiene Dorta es que siempre te deja algo. Y de esas veces, la gran mayoría, lo que te deja son proyectos, ideas, nuevos sueños.

Es muy loco encontrar alguien que te inspira, que te ablanda un poco el cerebro y permite que la imaginación, la creatividad afloren. Y lo mejor de todo es que no necesariamente estos nuevos proyectos, las nuevas ideas que vienen tienen que ver con ella. Creo que eso le da un plus.

En fin, en general soy criticón, así que me parecía justo poner esto de Dorta (quien nunca lo verá ni se enterará... a ver si se agranda todavía)

martes, 17 de noviembre de 2009

La vez pasada fue de NYC. Ahora vuelvo de más acá. De Nequén. De pesca. De amigos. De mosca. De frío. De truchas asadas, sacadas por mi. De nieve y de sol. De aguas a cero grados. De poco dormir, pero poco sueño. De clima riguroso pero agradable.
De paz.
De tiempo.
De respeto.
De paciencia.
De cordialidad.

Si no fuera por Dorta y Dortito (parece que es con o nomás), me hubiera sido casi imposible volver.
De NYC volví lleno... de cosas, de ideas, de vivencias, de fotos, de videos. de experiencias.
De acá volví sin tanto rebalse... un poco llenito de paz nomás.

Es la única vez en que extraño a alguien, pero bien. Sanamente.

La vuelta me esperó con una panza más hinchada (tanto la mía como la de Dorta) y la firme convicción de que tengo que empezar a hacerle escuchar un poco de Marley a Dortito.

Definitivamente el mensaje para darle es que Don't worry, about a thing, cause every little thing is gonna be allright.

Debo confesar igual que toda esa paz, espiritualidad, despreocupación, temple, etc., es muy difícil de mantener cuando llegás acá y te das cuenta de que la mudanza no se va a dar tan fácil como pensabas, y que ahora estás más apurado, porque Dortito crece, y que a una amiga le desvalijaron la casa, y que hay ochenta quilombos laborales y unos cuantos familiares dando vueltas... y que menos mal que ni chequeaste los mails, porque te habrían amargado el viaje, y que todo está pegote, y que todo se inunda, todos se espían, se sospechan, se putean, se odian.

Y lees que un puto cura -o cura puto, no se si el orden de los factores altera el producto- se horroriza por un casamiento gay y entonces te vuelve a hervir la sangre.
No se por qué me jode tanto este tema, ya que no tuve conflictos religiosos, ni familiares, ni personales, pero cada vez que escucho hablar o leo una declaración de un cura, me dan ganas de asesinar.

Y me doy cuenta de la enorme distancia que existe entre la espiritualidad y la religión.
Y me doy cuenta de que nada tiene que ver la tolerancia con la religión.
Y me doy cuenta de que me estoy yendo por las ramas, así que mejor publico esta entrada y me pongo a escribir otra sobre el tema en sí.
Y también me di cuenta de que quiero escribir sobre Dorta.


Bueno, volví. De nuevo estoy de vuelta, después de larga ausencia.

Reflexión final. Trucha asada pescada por uno mata cualquier otra comida.

lunes, 2 de noviembre de 2009

A los chinos les re cabe la vianda