viernes, 26 de diciembre de 2008

Situación: Casamiento de la hermana de la novia de Javier.
Amigos de Javier invitados después de la cena.
Amigos de Javier deciden juntarse a comer antes.
Amigos de Javier van a parrilla de Dardo Rocha, aprovechando proximidad con la fiesta en el Tigre.
Amigos de Javier (unos 7, con sus respectivas parejas, salvo Tomi).
Amigos de Javier entonándonos.
El opinadorto había concurrido con (F), quien no había vencido sólo por haber sido puesta en la heladera.
El opinadorto y Tomi se divertían. Se habían convertido en inseparables y entrañables amigos.
El opinadorto y Tomi ya estaban por demás entonados.
Llega la hora de la fiesta. Los novios eran chicos de club. Así que todo el club estaba ahí. Sin embargo el descontrol nos esperaba a nosotros.
En cuanto entremos le digo a (F) de ir a bailar. Ella acusa dolor de cabeza (otra vez). Así que, sin decirle palabra, la dejo ahí parada, y voy al centro de la pista.
Las fiestas de casamiento son lo mío. Saco a bailar a la madre de la novia, y a la abuela. Sigo ejercitando el codo copa en mano.
Cuando se desata el carioca, Tomi y yo no logramos hacernos con ningún pomo de espuma y/o serpentina así que decidimos arremeter con la vijea y querida Champaña.
----- (muy loco, pero justo estoy escribiendo esto y en mi celular aparece Tomi para confirmarme que el 23 de enero podemos irnos una semana al Sur. Nosotros 2, como hace 8 años cuando. sin conocernos, emprendimos viaje parecido que nos convertiría en amigos de los de verdad. Va a ser una especie de despedida de soltero privada)----
Javier -responsable de que estemos invitados- quiso intervenir para evitar lo que se estaba convirtiendo en una batalla campal, pero no tardó mucho en darse cuenta de que sería imposible.
Así que la situación devino en nosotros dos contra todo el club. Ellos, dotados de las armas apropiadas. Nosotros, con botellas rescatadas de mesas varias.
(F) estaba en un rincón, viendo con cara de asco, cuando resulta íntegramente bañada por Tomi. Un sólo instante duró la preocupación en mi mente. Automáticamente, pensé «que se cague» y recibió también una descarga de mi parte ya que se interponía a mi real objetivo.
Cuando el carioca amainaba, las medialunas, o pizza, o que se yo, empezaban a circular y los pomos de serpentina, espuma y el champán ya estaban vacíos, nos juntamos los que habíamos ido a comer.
El opinadorto y Tomi estábamos por demás copeteados. (F) tenía una cara de culo que se caía.
Tomi decide emprender la retirada. Intento detenerlo, estaba muy borracho y su camioneta era malísima. No quiere. Entonces le digo de ir juntos, despacio, que me siguiera. Me dice que si. Saco el auto y freno en la calle, esperándolo. Lo veo que sale marcha atrás para escapar a mi marca.
Salgo a perseguirlo para ponerme delante y hacerlo ir despacio. Todo se convierte en un nuevo juego en plena panamericana en la que yo -con auto veloz- intento sobrepasar a la trunca camioneta de Tomi. Pero el está sacado y cada vez que lo paso, vuelve a tomar la delantera. Yo me divertía, y decidí dejarlo ir.
(F) con cara de culo: «Aaaaahhhh.... este pibe. Es un tarado».
Opinadorto: «Lavate la boca antes de hablar de MI amigo»
(F) «Pero es un tarado. Me mojó toda... y mirálo como anda. Es un pendejo»
Opinadorto: «Una palabra más de él y te volvés en taxi».
Ya estaba. Era la primera vez que ponía un amigo por sobre mi pareja. Y se sintió muy bien.
Ella salió de la heladera y fue dejada sin tapa al sol... vencida como estaba, sólo era cuestión de tiempo que comenzara la descomposición.

Habían pasado sólo 6 meses del momento en que cerraron mi libro de con historias de hadas, príncipes, vidas resueltas, estructuradas, programadas, con principio, desarrollo y final apacibles y sin sorpresas. Ese libro fue cerrado mientras yo estaba leyendo el principio. Iba por la parte feliz. Esa primera etapa en la que se reciben los regalos de boda, se hacen las reuniones correspondientes a fin de ver las fotos de la luna de miel, etc.
Era un libro grande de verdad, de esos que son más para decorar la mesa ratona que para leer. Ese libro fue tomado por mi pequeña ex (apenas superaba el metro y medio) y fue utilizado para darme un bruto golpe con el lomo. K.O.
Por suerte era muuuuuy joven. Un nene. Energía me sobraba.
6 meses después y yo ya estaba con una nueva chica (aproximadamente 1,70 m) La morocha (F) del casamiento. Ella era unos años mayor que yo. Conocía mi historia -no contada por mi, porque yo todavía no podía hablar sobre el tema- pero, como ya conté, era conocida de cuñado y hermana.
¿Puede una mujer así, pensar que uno está en sus cabales?
El sexo con mi ex había sido siempre malo. Ninguno de los dos teníamos experiencia y, a esa edad, podés hacerlo cuando quieras, las veces que quieras y con quien quieras. No hace falta mucho para excitar a un nene de 18.
Pueden ustedes imaginar que si con mi ex -que después descubrí que no me calentaba- cumplía con puntualidad inglesa, con (F) verdaderamente estaba desatado.
Se que 6 años no parece mucho tiempo. Pero de los 17 a los 23 es demasiado.
Aparentemente mi ceguera calenturienta fue contagiada a (F).
No vayan a pensar que yo había aprendido algo, porque en esos escasos 6 meses de «soltería» sólo me había dedicado a juntar mis pedazos. Y cuando todavía estaba con la escoba y la palita, me desayuné con que estaba nuevamente «en pareja».
No sabía cómo había entrado, como mantenerla ni como salir. Así que me dediqué a fluir con la corriente.
¿No tendría que haberse dado cuenta ella de que estaba con una persona turbada, perdida?
Yo creo que si, pero... en fin.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Fue muy duro. Pero después de mucho concentrarme y tomar valor unas 453 veces, completé la llamada telefónica a la morocha.
Quedamos en ir al cine. No me acuerdo que peli era, pero mucho no me importaba.
La anterior ya era conocida y sabía perfectamente que estaba entregada.
Pero esta era distinto. Acá estaba en juego mi autoestima. Mis posibilidades de levantarme minas con mi «nuevo yo».
Obviamente estaba oxidado en el viejo arte de dar el primer beso. Convengamos que no es una situación sencilla. Mucho menos cuando uno está oxidado.
Así que sacrifiqué mi cuello y me dediqué a que me diera una buena tortícolis mientras, en vez de mirar la peli, la miraba a ella.
No lo recomiendo. Es realmente muy incómodo. Pero sirvió. La muy guacha tardó como 45 minutos en reaccionar y darme el pie para mi frase matadora (alguna pavada como que no podía sacarle los ojos de encima).
No me acuerdo si fue esa misma noche o si hubo otra salida antes de llevarla a la cama.
Sin dudas fue -desde esos tiernos encuentros púberes- el mejor encuentro que había tenido.
¿Cómo explicarlo sin ser demasiado guaso? Era pasar de creer que todo era una selva tupida, pegajosa y un poco maloliente a una propaganda de aceite Johnson. Fresca, rosadita, suave y sin un pelito.
Era el principio del fin.

Para el año que viene tenemos unos cuantos viajes planeados. Así que este año hacemos ahorro.
Decidimos iniciar nuestro plan de viajar por las rutas de nuestro país. Buscando cosas que fotografiar.
Así que decidimos embarcarnos en un viajecito de 5 días. Córdoba parecía una buena opción. Lo suficientemente lejos como para experimentar un cambio de geografía. Lo suficientemente cerca como para llegar con luz solar.
Viaje: Calor de morirse. Al Sol no se le ocurrió mejor idea que convertir el auto en un horno microondas.
Debo tener un problema con el aire acondicionado, porque apenas si sentía una sutil brisa.
Llegamos muertos de calor a Villa General Belgrano. Pensábamos tener ahí nuestro centro de operaciones.
Pero a A. le había dicho que Los Reartes era un lugar que a mi me iba a encantar.
Ahora que lo pienso, no se por qué le hice caso, ya que la persona que se lo recomendó ni siquiera me conoce.
En fin. Hicimos cerca de 150 kms. después de llegar a VGB, buscando un lugar más lindo.
Obviamente terminamos en VGB. Estábamos muertos y ya sin ganas de ponernos en exquisitos a la hora de buscar alojamiento así que fuimos a parar a unas cabañas con nombre alemán impronunciable.
Nos atendió un simpatiquísimo alemán nazi llamado Juan, que tenía una también simpática mujer llamada Oma.
La cabaña parecía bien; sobre todo porque estábamos muy cansados y con mucho calor. Así que decidimos quedarnos ahí. Tenía un lindo sector afuera, con parrilla y unas sillas muy cómodas. La tele era de más o menos 11 pulgadas.
El contraste era enorme porque, pese a la cara de culo de los dueños, eran muy dulces. Tenían especias, mate, termo, juegos de mesa, cartas, etc., tenía también guías con cosas para hacer, teléfonos útiles, lugares donde pedir comida, etc. Lo más loco es que había un cuaderno. Bien nazi, de tapa dura, forrado con Papel araña azul (igualito al que se usaba para forrar el cuaderno de comunicaciones).
Salimos a dar una vuelta y comer algo. Cuando volvimos a la noche, el calor era insoportable. No corría el aire ni había ventiladores a la vista.
Me fui a la galería a fumar un poco, mientras leía las notas que los huéspedes anteriores les habían dejado a los dulces Oma y Juan. Eran una locura, parecía como si esos dos viejos de mierda de 80 años, los hubieran entretenido personalmente; los hubieran llevado de cabalgatas, etc.
Ya era suficiente. Cuando volví a la cama y el pegote era ya insoportable, decidimos que a la mañana siguiente nos íbamos a otra cabaña.
Así lo hicimos, decididos a no soportar más calor pegote en nuestras mini vacaciones.
Así que nos despedimos de Juan y fuimos a parar a unas cabañas que estaban a 1 cuadra. Samai Suma o algo por el estilo.
Esta era una cabaña para 4 personas, con hogar y, lo más importantes, ventiladores de techo.
Lástima que estaba lloviendo y la temperatura había bajado considerablemente, tornando totalmente inútiles los ventiladores de techo.
Pero bueno. Nos fuimos en busca de las ruinas de Yacanto, o algo así pero más conocidas. Llevé todo mi equipo de pesca, esperando encontrar en los distintos pueblos por los que pasáramos negocios del ramo a fin de comprar el tipet y preguntar por lugares para mosquear un rato.
Ni un puto negocio. Ni una indicación de un lugar donde pescar.
Ni que hablar de las ruinas. Nada de nada. Sólo un cartel encontrado en la ruta que decía que estaban 3 kms. para allá. Así que para allá fuimos. Jamás encontramos una ruina.
Otro día más de lluvia. Cada vez más espesa. Podridos de estar confinados en la cabaña, decidimos acortar nuestras ya cortas vacaciones y pegar la vuelta al día siguiente. Los paseos en auto bajo la lluvia habían dejado de entretenernos.
A la mañana siguiente emprendimos la vuelta bajo un nuevo cálido día soleado. Ideal para cagarnos de calor otra vez.

sábado, 20 de diciembre de 2008

Era el casamiento de mi hermana. O sea: toda mi familia ahí. Morocha (F) conocida por uno de los novios. Estaba buena. Alta, flaca y con buen culo. Lo opuesto a mi ex.
El novio de ella -en realidad era el ex desde hacía poco y contra su voluntad- estaba en mi mesa. Sus ganas de recuperarla eran evidentes.
Yo ya estaba pasado de copas y, vaya uno a saber por qué, me enfermó la mirada de ese ex no asumido. Así que lo primero que hice fue ir a buscar a la morocha. Para mi sorpresa. Hubo onda. Me le acerqué en la pista, le puse una mano en la espalda y con eso alcanzó.
Parece que el ex estuvo atento, porque en cuanto me senté en la mesa, empezó a la hablar con un amigote. No sé exactamente qué dijo, pero era dirigido a mi, y en tonito amenazante.
Yo no estaba con el mejor de los humores, ya que toda la familia así como estaba reunida, lo había estado por última vez, en mi casamiento. Era una sensación fuerte. Violenta. Y no menos violento me hacía el alcohol que llenaba mis venas.
Así que, gritándole a un amigo sentado a mi lado le grité algo como «viste la morochita esa?... está muerta, hoy la mato».
De esa noche me llevé el teléfono de la morocha y una nueva reputación entre familiares y clientes de langa bailador.
Un poco triste.

La verdad es que no me acuerdo cuanto tiempo había pasado desde mi separación y el encuentro con una vieja conocida... Vero.
Con Vero habíamos transado unas cuantas veces justo antes de que me pusiera de novio con mi futura ex.
Éramos chicos, y ella era bastante pesada, por lo que la cuestión terminó bastante rápido.
Pero fue la primer persona de mi pasado con quien me reencontraba. Supongo que fue vía MSN.
Fuimos a tomar algo, o a comer. Era mi primer «primera cita» en más de 5 años, y la verdad es que estaba aterrado. Prácticamente mi única novia me había largado en seco. De golpe, a tan sólo 8 meses de prometernos amor eterno.
Ni mi moral ni mi autoestima superaban el nivel el mar.
Sinceramente, no me acuerdo absolutamente de nada.
Sólo se que en un momento de la noche me separé de mi mismo, tomé altura y me vi cogiendo con una mina que ni conocía. Totalmente nervioso. Rogando que se bajara. Rogando que no terminara demasiado rápido. Preguntándome qué cazzo hacía ahí. Lamentablemente no encontré una respuesta, y tampoco me acuerdo cómo me fue.

Y si. La verdad es que no van a saber mucho del opinadorto hasta que logre sacarme algunas cosas de encima. Así que vamos a empezar 10 años atrás. El 20 de diciembre d e1998.
Para esa fecha hacía ya 17 días que me había separado de mi esposa. Era muy chico, y estaba realmente perdido. Se me habían pasado los últimos 5 años de mi vida sin saber dónde se fueron. Así fue que, en Pampa y la Vía -como estaba en materia de emociones- me puse las pilas.
No fue fácil porque prácticamente no tenía a quién acudir ya que a mis amigos los había dejado de ver hacía ya.... si si. Acertaron, 5 años.
Pero bueno. Uno aprende a meterse el orgullo en el bolsillo, agarra el teléfono y empieza a llamar a esos desconocidos amigos de siempre.
Se ve que, por suerte, antes de volverme pelotudo, no era tan pelotudo. Esto permitió que mi reincorporación a la vida social fuera más fácil de lo que esperaba. Obviamente hubo que bancar la parada, ya que del resto, me separaban 5 años de anécdotas, de momentos perdidos. Pero ellos le pusieron buena onda. Yo le puse pila y un poco de freno a mi ansiedad, y logré recomponer todo lo que quería recomponer. Claro que antes de eso estuve un poco sin rumbo.