Sin embargo, esto no es así.
Estudios de la Fundación Argentina para Altos Estudios de Lía Salgado confirman lo que todos podemos ver con sólo prestar un poco de atención.
Cada vez estamos más llorones. Cada vez más puteadores. Cada vez más quejosos.
Es como si el famoso "el que no llora no mama" se nos hubiera hecho carne.
El problema es que esto trae aparejado una falta de responsabilidad total y absoluta.
La culpa siempre es de otro.
En materia educativa puede verse claramente este proceso.
Cada vez la vara se pone más abajo. Esa Universidad pública que en un momento supo ser orgullo nacional por ubicarse -y ubicar a sus egresados- junto a la crema y la nata de la sociedad mundial (que alguien me explique esa frase, por dió), hoy debería ser motivo de vergüenza.
Claro que hay excepciones, pero estas, además de ser raras y pocas, son aburridas y no dan ni para escribir medio post pedorro.
Siempre la culpa es de otro, decíamos.
Los profesores bajan el nivel de exigencia en cuanto a material de lectura y demás y después vuelve a bajarlo al momento de evaluar, ya que tampoco exige conocimientos sobre ese mermado temario a estudiar.
Los profesores de las últimas materias, dirán que en las primeras materias, en las generales, no se les enseñó bien, entonces sería injusto ser exigentes con los "chicos".
Los de las primeras materias, dirán que la culpa es del CBC y así todos, hasta que llegaremos a las maestras jardineras que le echarán la culpa a los padres.
Los padres delegarán sus responsabilidades en todos los maestros y en el gobierno.
Entonces saldrán profesionales que no sirven para nada.
La cantidad de llorones que vi en mis años de UBA (tanto en calidad de alumno, como en calidad de profesor ayudante) fue terrible. No me los banco (creo que ya lo dije).
Cuando el decano de medicina quiere poner un examen de ingreso "complicado" en el que hay ejercicios de lógica, o de regla de tres simple, o en el que se pregunta qué fue la perestroika todos ponen el grito en el cielo. Y las presiones o el reemplazo del decano hacen caer ese examen y deja entrar a todas esas bestias a que pasten su ignorancia e incapacidad por las aulas públicas. Total, es gratis.
Demás está decir que las cosas que paga el estado no son gratis (no es gratis el fútbol, no es gratis la educación, no es gratis la salud). Todo se paga, de una u otra forma.
Pero el concepto se confunde con la misma facilidad con que lo público es entendido como "de nadie" en vez de ser entendido como "de todos".
Uno prende la tele, lee un diario, escucha la radio y hay un denominador común. La ignorancia. La falta de preparación (de todos, políticos, "periodistas", gente, publicitarios, etc). Ya ni siquiera se habla con propiedad o, siquiera, con un mínimo de coherencia.
Desde la tercera presidencia de Perón, cuando se intervinieron todas las universidades, se produjo un declive que no reconoció freno en ninguno de los gobiernos que lo sucedieron. Cada vez se cae más bajo y a mayor velocidad.
Hoy, cuando un grupo de "alumnos" secundarios grandotes, con pelos en las piernas, "nenes" de 1,80 mts., y 80 Kilos, patotean, empujan, pegan, o prenden fuego a una pobre maestra de 1,60 mts. y 45 kilos, los padres salen a defenderlos.
No tengo dudas de que la justicia en este país tiene una deuda enorme con la sociedad, pero parece que los únicos que tienen que caer son los poderosos.
Escuchar a los padres de Piki dar cátedra y exigir que alguien se haga cargo mientras repartían responsabilidades a todos, menos a ellos mismos que criaron un nene que, a los 16 años ya tiene 5o entradas en la comisaría, me revuelve las tripas.
Y si, se que no lo hace por gusto. Se que la sociedad no es justa y que se tiene que hacer algo para resolver estructuralmente el problema, pero eso no quiere decir que el pibe no tenga que ir preso.
Si bien pertenecen a mudos distintos, las actitudes son similares. No hacerse cargo. No importa si se es pobre o rico, si se tienen estudios, o no, si se tiene trabajo, o no.
Siempre la culpa va a ser de otro.
Pasamos el semáforo en rojo, pero cómo nos van a poner una multa, si las calles están hechas pelota.
La cantidad de veces que escuché decir "el profesor me tiene bronca" ¿bronca de qué? no existís para el profesor.
Me parece que mientras no nos hagamos cargo de nosotros mismos, mientras sigamos pensando que el único que miente y acomoda la realidad es el INDEC, vamos a seguir hundiéndonos.
Si algo le agradezco a mi viejo, es el haberme mandado a cagar cada vez que quise echar la culpa de un bochazo a otro que no fuera yo.
No me banco a los llorones y no me sale ser complaciente.
Tengo más para decir, pero me fui un poco a la mierda con la extensión del post, así que ya vendrá la parte dos.... (y tiene que ver con el idioma castellano... ese que ya no se usa)