viernes, 28 de agosto de 2009

Al principio se creía que era patrimonio exclusivo de las universidades privadas.
Sin embargo, esto no es así.
Estudios de la Fundación Argentina para Altos Estudios de Lía Salgado confirman lo que todos podemos ver con sólo prestar un poco de atención.

Cada vez estamos más llorones. Cada vez más puteadores. Cada vez más quejosos.
Es como si el famoso "el que no llora no mama" se nos hubiera hecho carne.
El problema es que esto trae aparejado una falta de responsabilidad total y absoluta.
La culpa siempre es de otro.

En materia educativa puede verse claramente este proceso.
Cada vez la vara se pone más abajo. Esa Universidad pública que en un momento supo ser orgullo nacional por ubicarse -y ubicar a sus egresados- junto a la crema y la nata de la sociedad mundial (que alguien me explique esa frase, por dió), hoy debería ser motivo de vergüenza.

Claro que hay excepciones, pero estas, además de ser raras y pocas, son aburridas y no dan ni para escribir medio post pedorro.

Siempre la culpa es de otro, decíamos.
Los profesores bajan el nivel de exigencia en cuanto a material de lectura y demás y después vuelve a bajarlo al momento de evaluar, ya que tampoco exige conocimientos sobre ese mermado temario a estudiar.

Los profesores de las últimas materias, dirán que en las primeras materias, en las generales, no se les enseñó bien, entonces sería injusto ser exigentes con los "chicos".
Los de las primeras materias, dirán que la culpa es del CBC y así todos, hasta que llegaremos a las maestras jardineras que le echarán la culpa a los padres.
Los padres delegarán sus responsabilidades en todos los maestros y en el gobierno.

Entonces saldrán profesionales que no sirven para nada.
La cantidad de llorones que vi en mis años de UBA (tanto en calidad de alumno, como en calidad de profesor ayudante) fue terrible. No me los banco (creo que ya lo dije).

Cuando el decano de medicina quiere poner un examen de ingreso "complicado" en el que hay ejercicios de lógica, o de regla de tres simple, o en el que se pregunta qué fue la perestroika todos ponen el grito en el cielo. Y las presiones o el reemplazo del decano hacen caer ese examen y deja entrar a todas esas bestias a que pasten su ignorancia e incapacidad por las aulas públicas. Total, es gratis.

Demás está decir que las cosas que paga el estado no son gratis (no es gratis el fútbol, no es gratis la educación, no es gratis la salud). Todo se paga, de una u otra forma.
Pero el concepto se confunde con la misma facilidad con que lo público es entendido como "de nadie" en vez de ser entendido como "de todos".

Uno prende la tele, lee un diario, escucha la radio y hay un denominador común. La ignorancia. La falta de preparación (de todos, políticos, "periodistas", gente, publicitarios, etc). Ya ni siquiera se habla con propiedad o, siquiera, con un mínimo de coherencia.

Desde la tercera presidencia de Perón, cuando se intervinieron todas las universidades, se produjo un declive que no reconoció freno en ninguno de los gobiernos que lo sucedieron. Cada vez se cae más bajo y a mayor velocidad.
Hoy, cuando un grupo de "alumnos" secundarios grandotes, con pelos en las piernas, "nenes" de 1,80 mts., y 80 Kilos, patotean, empujan, pegan, o prenden fuego a una pobre maestra de 1,60 mts. y 45 kilos, los padres salen a defenderlos.

No tengo dudas de que la justicia en este país tiene una deuda enorme con la sociedad, pero parece que los únicos que tienen que caer son los poderosos.
Escuchar a los padres de Piki dar cátedra y exigir que alguien se haga cargo mientras repartían responsabilidades a todos, menos a ellos mismos que criaron un nene que, a los 16 años ya tiene 5o entradas en la comisaría, me revuelve las tripas.

Y si, se que no lo hace por gusto. Se que la sociedad no es justa y que se tiene que hacer algo para resolver estructuralmente el problema, pero eso no quiere decir que el pibe no tenga que ir preso.

Si bien pertenecen a mudos distintos, las actitudes son similares. No hacerse cargo. No importa si se es pobre o rico, si se tienen estudios, o no, si se tiene trabajo, o no.
Siempre la culpa va a ser de otro.
Pasamos el semáforo en rojo, pero cómo nos van a poner una multa, si las calles están hechas pelota.
La cantidad de veces que escuché decir "el profesor me tiene bronca" ¿bronca de qué? no existís para el profesor.

Me parece que mientras no nos hagamos cargo de nosotros mismos, mientras sigamos pensando que el único que miente y acomoda la realidad es el INDEC, vamos a seguir hundiéndonos.

Si algo le agradezco a mi viejo, es el haberme mandado a cagar cada vez que quise echar la culpa de un bochazo a otro que no fuera yo.
No me banco a los llorones y no me sale ser complaciente.

Tengo más para decir, pero me fui un poco a la mierda con la extensión del post, así que ya vendrá la parte dos.... (y tiene que ver con el idioma castellano... ese que ya no se usa)

martes, 25 de agosto de 2009

Hay momentos de la vida en los que uno es un simple espectador.
Otros en los que parece que no pudiéramos siquiera entender qué es lo que está pasando.
Muchos momentos de nuestra vida los pasamos "navegando", yendo donde nos lleva la corriente.
Sería un error pensar que estos momentos "a la deriva" constituyen una pérdida de tiempo.
Si logramos ir prestando atención, observando el entorno que nos rodea, escuchando las voces que nos hablan, aprehendiendo las enseñanzas de la vida, entonces no habremos perdido nada.
Nos encontraremos al frente de nuestras vidas, de nuestros destinos. Nos encontraremos con que no sólo sabemos a dónde queremos ir, sino que sabemos también cómo queremos hacerlo.

Cuando pudiste absorber estas experiencias, cuando lograste madurar lo justo y necesario sin perder las fantasías, entonces te verás tomando decisiones un poco más sabias, un poco más sanas.

Decidí bajar mis gastos. Decidí que no quiero cagar más alto que el culo.
Decidí que los placeres no valen lo que me cuestan.
Decidí resignar zona, para tener más metros, para poner un taller/escritorio/atellier, para poder un asadito en una parrilla.
Decidí que no necesito más lujos, que prefiero las cosas más simples.
Decidí separarme un poquito y no seguir cumpliendo con normas/ideas/estereotipos de otros.
Decidí estar contento y, si bien cuesta mucho bajar el acelere y la presión, con esfuerzo se consigue.
Está bueno sentirse más libre. Está bueno que te descubras, que te des cuenta que tenías deseos o fantasías que no conocías.
Quiere decir que volvés a escucharte.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Un comentario -y mi respuesta- en la entrada anterior, me dejaron pensando.
¿Todo merece respeto?
Si yo quisiera, por ejemplo, el exterminio de las personas con ideas de izquierda, ¿merecería respeto?
Vale hacer una aclaración: cuando hablo de respeto hablo lisa y llanamente de eso. No hablo de la libertad que tiene cada uno de pensar y decir lo que quiera. No discuto esos derechos.
Pero de ahí, a tener que respetar ciertas cosas, hay un gran trecho.
Creo que en algún momento traté este tema, pero la verdad es que me da bastante fiaca ponerme a buscar.
Si yo quisiera que volvieran los militares y la tortura, desaparición de personas y apropiación de bebés, seguramente nadie abogaría por el respeto que merecen mis ideas.

Yo respeto a algunas personas religiosas. Pero las respeto a pesar de ser religiosas.
Saco de la ecuación a la gente mayor, porque, la verdad, llega una edad en la que se agarran de lo que pueden, y si ir a una iglesia o a un templo les hace bien, que así sea.

Pero el resto de la gente, la verdad, es que no me merecen el menor respeto. Puedo respetarlas como personas, respetar gran parte de sus ideas, de sus valores, pero ni a palos puedo respetar que sean religiosos.

Centro el tema de discusión en la iglesia católica por una razón muy simple; es la que manda. El resto de las religiones en el país prácticamente no existen, y en el mundo, la más poderosa, numerosa y rica es la católica.

¿O acaso vieron alguna vez una misa (o como se llame) judía o islámica por televisión abierta? ¿Alguien sabe el nombre de la máxima autoridad musulmana o judía?
Sin embargo, todos sabemos el nombre del papa.

Hay quienes dirán que el cristianismo (o catolicismo) más allá de sus falencias, promueve la ayuda y el amor al prójimo y no sé cuantas cosas más.
Muchos basarán sus argumentos en curas como Farinello, que dedica su vida a los pobres.
A ellos les digo que eso no es porque son católicos. Lo hacen porque son buenos tipos.
Y hay gente de otras religiones, y gente atea y gente agnóstica que también ayuda a la gente.

Es un tema de lógica elemental.
Es lo que se conoce como falacia.
"Juan es bueno. Juan es católico. Ser católico es bueno."
Y no es así.

Tampoco me terminan de convencer los que la van a medias. Los que toman las partes lindas, o que les convienen, de la religión.
Que venga alguien, me diga que es católico, y después vaya y coja con forro, no.
La verdad es que no es así la cosa. Te creerás católico, seguirás algunos (o muchos) preceptos de la iglesia católica, pero si te masturbás, si tuviste relaciones prematrimoniales, si fornicaste, etc, católico católico no sos.
Ojo, no es algo que a mi me moleste o me importe porque el último lugar que quiero ocupar es el de alcahuete de la religión.

La cuestión es que la religión católica promueve el odio, la muerte, la inquisición, la persecución.
Y lo hace tanto en vida, como en la muerte de la gente.
No les alcanza con la evangelización en vida, también tiene que venir y castigarme a una eternidad de castigo.

Yo soy un gran aficionado al pecado. Me gusta, me tienta, me puede.
Cuanto pecado se me cruce en la vida, si no lo cometo le pego en el palo.
Serían muchos los motivos por los que, conforme la religión católica, me corresponde pasarme la eternidad en el infierno, sufriendo el peor de los castigos hasta el fin de los tiempos.

Ni más ni menos que eso. Y todo por hacer cosas que no molestan a nadie. Y todo por cuestiones que no le hacen mal a nadie.

Entonces, no merece mi respeto quien me condena a una eternidad de torturas en el infierno.
Se que muchos van a sentirse ofendidos. A ellos les digo que su religión me está mandando al infierno.
No respeto a los católicos. No respeto a la religión cristiana. El papa me causa repulsión. Tanto este, como todos los que lo precedieron. No puedo entender qué es lo que hace que la gente vaya a una iglesia, a una misa.
No los respeto. No los entiendo.
Y, como se meten conmigo, tengo el derecho de meterme con ellos.
Como no creo en la vida eterna, ni en el infierno, zafaron, pero de todo corazón les digo a los de la iglesia, a los curas, a los papas, a las monjas, a los rabinos, a los ayatolah (o como sea) a ellos les digo que se pueden ir bien a la mierda.
Que pueden meterse todas sus reglas, castigos, verdades y valores, bien en el culo.

Lo único, pero lo único único, que me gusta de este gobierno K es que mandó a cagar a la iglesia.

A los que se sientan ofendidos, no les pido perdón, los invito a que lean la biblia y, si después de leerla, siguen pensando que la iglesia es "buena" entonces hablamos, pero no vale dejar de lado las cosas que no les gustan. No vale dejar de lado los mandatos a lapidar a las mujeres adúlteras. No vale dejar de lado la orden de matar a quien toca piel de cerdo un sábado, etc.
Hay que leerla enterita, y no la versión para niños. Porque esa versión edulcorada no es otra cosa que una maniobra para venderse mejor en los tiempos que corren.

Todas las opiniones, broncas, argumentos, discusiones y puteadas serán recibidas y contestadas. Libertad absoluta para decir lo que quieran, mis queridos feligreses

viernes, 14 de agosto de 2009

Vientos y tempestades es la versión original.
Desde hace años tengo la certeza de que si sembrás monjas (colegios católicos) cosecharás putas.
Más allá de la cuota de ingenuidad que tienen los padres que mandan a sus hijas a este tipo de colegios, no puedo dejar de pensar que por algo el mundo anda como anda.

No puedo entender qué es lo que lleva a los padres a mandar a sus hijos a colegios religiosos. Y va más allá de mi absoluto desprecio por las religiones.
Simplemente creo que hay cosas que no se deben mezclar.

Así como donde se trabaja no se caga, donde se aprende, donde se piensa, no se "religiona".

El colmo, igual, está dado por colegios que contienen "esclavas" o "adoratrices". ¿Tienen caca en la cabeza? ¿Cómo es que se te ocurre que tu hija tiene que ser educada y convertirse en una esclava del sagrado corazón de Jesús?

En fin; después no se quejen si la nena busca refugio en la ginebra o en entregar el toto por un trago en una bailanta.

Calavera no chilla.


Ahora, pasando a las mujeres y sus constantes quejas hacia los hombres, les digo exactamente lo mismo.
Esta horda de semiputos afeminados, histéricos, coquetos, adictos a los reflejos, las cremas humectantes, la manicura y preocupados por cómo les calza un jean, es lo que les toca cosechar después de temporadas y temporadas de siembras equivocadas

Tiraron demasiado de la cuerda.
¿Querían alguien que las escuchara?
Ahora tienen competencia de chusmerío.

¿Querían alguien que se arreglara?
Ahora tienen alguien que les ocupa todo el botiquín.

¿Querían alguien que, no sólo levantara la tapa, sino que después la volviera a bajar?
Ahora tienen alguien que tarda 2 horas en arreglarse.

¿Querían un tipo que no se despertara temprano los domingos para ver la carrera? (y los sábados para ver la clasificación).
Ahora tienen un tipo que tiene que llamar al auxilio mecánico para cambiar una rueda.

Siembra sensibles y cosecharas maracas.

martes, 11 de agosto de 2009

En los últimos años han proliferado los locales gastronómicos "modernos".
Todos ellos tienen cosas en común, por ejemplo:

Son caros. Y terminan siendo mucho más caros que las vieja y querida cantina.
Tienen una luz medio rara que hace que no podamos ver bien.
Los platos parecen más ricos de lo que son en realidad.
La/el moza/o -que a primera vista te enamoró- te dan ganas de cometer asesinato.
Son confusos (poca luz, el alto volumen de la música y los carteles inentendibles en los baños).
Son complicados (poner una lechuga abajo de la milanesa no la convierte en "selección de peceto con croutons triturado sobre colchón de finas hierbas").
Y, por último, uno termina pagando más de lo que vale, prometiendo haber aprendido la lección y no volver nunca más y volviendo a equivocarse (no con el mismo, pero con otro parecido).

Siempre supe que había un tipo de mujer que encajaba con esta descripción.
Por un tiempo fui uno más de los que prometió no volver jamás (y no cumplía).
Después entendí el juego, y me dediqué a comer en esos restó, pero sin hacerme cargo de la abultada cuenta.
Y finalmente decidí que ya era suficiente, que era hora de encontrar esa cantina que a uno lo hace sentir como en casa, en la que uno conoce a los mozos por el nombre y ellos también a uno.
Un lugar en el que, como te conocen, no intentan venderte como bueno el plato que no salió ayer, sino que te recomiendan de corazón.
Un lugar en el que el mozo entiende perfectamente qué es lo que querés cuando le pedís "la cuenta y dos cafés" (que no tiene nada que ver con "dos cafés y la cuenta").

En fin: hay que huir tanto de los restós como de las chicas "palermo".

Y dicen por ahí que está habiendo una gran proliferación de "hombres palermo". ¿es así?

miércoles, 5 de agosto de 2009

No se preocupen. No les voy a hablar de las cuentas de gas, luz, tarjetas y demás porquerías que tampoco me cierran.

Se me dio por hacer algunos números.

La expectativa de vida en Argentina es de 75 años.
Los primeros 25 los pasamos "preparándonos" en establecimientos educativos (contando universidad).
De las 24 horas del día, 8 se deberían dedicar a dormir (yo no llego).
De 7 días que tiene la semana, 2 son de descanso.
Sumando fines de semana, feriados y vacaciones, de los 365 días que tiene el año, entre 100 y 120 son de descanso.

Es decir que, incluso con estos más que benévolos datos, dos tercios de nuestra vida la dedicamos a trabajar.
Sólo un tercio es de descanso.

La verdad es que no cierra mucho el número.

Pero, si tenemos en cuenta que sólo una pequeña porción de ese tercio que está a nuestra disposición, lo usamos como queremos estamos en serios problemas.

Porque los fines de semana, o las vacaciones uno termina reponiéndose de una semana o año agotador.
Porque en definitiva, terminamos convirtiendo a esos momentos libres cada noche, o esos sábados... o esas siempre cortas vacaciones, en algo necesario para poder seguir trabajando.

Porque cuando los japoneses (que de esto entienden) obligan a sus empleados a irse a la casa, a irse de vacaciones, a hacer pausas en el trabajo, no lo hacen por amor al prójimo, sino que se basan en estudios que indican que en el largo plazo el trabajador "feliz" rinde más.

Por lo tanto, en vez de quemarnos de una y que quedemos inservibles a los 50, es mejor que tengamos vacaciones, que podamos ver un par de horas de tele lobotomizadora cada noche, así nuestra vida útil será más larga.

A mi me parece que los que la tenían clara de verdad eran los Griegos, que consideraban al trabajo, como lo que es, una mierda.
Convengamos en que por algo nos dan plata a cambio, no? Tan copado no debe ser.

Lo que dignifica no es el trabajo, lo que dignifica es la actividad creadora del hombre.

Toda esta cuestión de la división de tareas, de especialización, de diversificación de los cultivos, etc., empezó para mejorar las cosas, pero en algún lado se nos fue de las manos.
Me parece que las ventajas son muuuuuuucho menos que las desventajas.

Me pongo a pensar en lo que gana un matrimonio laburante, de los laburantes más sacrificados (que son la gran mayoría) y es para matarse. ¿Y qué tienen a cambio?

La gran mayoría de los sociólogos teóricos coinciden en que la vida en sociedad responde a un contrato, a un acuerdo de los hombres para vivir mejor de lo que se vivía en el caos.
Entonces, el individuo resigna algo (libertades, etc) y recibe a algo cambio de la sociedad (seguridad, reglas claras, colaboración, etc).

Y yo entonces me pregunto si a este matrimonio laburante se le pusiera adelante este, "nuestro" contrato ¿lo firmaría? Yo, ni loco.

Los dos laburan como locos, sus hijos van al colegio, comen como el orto, viven en casas del orto, en barrios del orto. Los cagan afanando, viajan como el orto. Los hospitales, la justicia, la policía, las escuelas, funcionan como el orto.

Da toda la sensación de que si este matrimonio se va a un descampado a 500km de la ciudad y nadie los molesta, vivirían mucho mejor. Me parece que sería más justa la retribución que percibirían al trabajar su tierra y criar sus animales, que la que perciben de sus respectivos patrones.

Volviendo a la relación tercio / dos tercios, no logro terminar de entender qué es lo que lleva a casi 2 tercios de la población (tanto argentina como mundial) a bancarse las cosas como están.
No lo entiendo. Yo, ganando bien, tengo los huevos llenos y ganas de matar a medio mundo, no me quiero ni imaginar lo que haría si no tuviera un mango.

martes, 4 de agosto de 2009

Sisisisisissiisisisi.
Hoy es uno de esos días en los que deseo no sólo no haberme despertado, sino que me encantaría volver, digamos 25 años atrás y hacerme el enfermo, que mi mamá me deje pasarme a su cama a ver tele todo el día.
Que me prepare huevos pasados por agua y me lleve un plato de sopa para almorzar en la cama mientras veo Seriff Lobo y después los Dukes de Hazzard.

Hoy es uno de esos días en que necesito no vivir en la realidad. En que me molestan desde mis problemas laborales, hasta los económicos, pasando por noticias tan pedorras como las discusiones de este país de merda.

Hace años que me dieron de alta en terapia. Igual, sé que esta sensación es pasajera. Conozco los motivos, razones y circunstancias que la detonan, así que valió la pena tanto tiempo, esfuerzo y dinero invertido.

Pero hoy es uno de esos días en que hay que invertir un poquito más y armarse un bruto troncho de flower power.
Reunión a las 13 y de ahí, derecho a casa.

Después les cuento como me fue