miércoles, 29 de abril de 2009

Angie escribió este post.
Mientras le dejaba un comentario, pensaba que sería un tema interesante para tratar. Que tenía más cosas para decir que las que corresponden a un comentario.

La cuestión, más o menos resumida, era que sucesivos chicos que pasaron por su vida, la "acusaban" de callada, de no terminar de mostrarse, de no agarrar el tramontina y abrir su pecho y cerebro para inspección.

Yo le decía que miles de veces me vi buscando la manera de callar a la chica en cuestión. Que pasé pasé tardes enteras viéndola a la cara, asintiendo como loco, sin escuchar una palabra de las que me decían, o mirándola a los ojos, recuerdo estar pensando más de una vez "que lindos ojos pa' partirte el ojete".
¿Qué me puede importar a mi lo que tenga para decirme? Cero. La nada misma.
Ojo, no es ni por machista, misógino, ni sorete, sino que si de verdad te gusta alguien, si estás sintiendo cosas profundas por esa persona, entonces lo que te pueda "contar" no sirve para nada. Las palabras son un complemento a las vivencias. Y las cosas que se cuentan al otro, no lo son de modo informativo, a modo de artículo periodístico, sino que vienen a cuento de algo que pasó, de algo que se está hablando.
Que se me siente una marmota al lado a contarme cosas de su secundaria, cuáles son sus comidas favoritas, o a explicarme la relación con sus padres no puede importarme menos (salvo que venga a colación de algo).

En fin. Yo daba por sentado que este planteo de "misteriosa" que cuenta Angie era propiedad exclusiva del género femenino.... (vamos. No me puteen y háganse cargo, si no de ustedes, de sus congéneres).

Y ahora me entero que no. Nuevamente, en el mundo de la blogósfera (pucha, que palabrita) me doy cuenta que la igualdad entre el hombre y la mujer -lamentablemente- se está dando.Está llegando ese día en el que seremos "iguales". Temo por el futuro de la especie.
Estos acercamientos que vengo viendo son siempre tomando las peores cosas del otro género.
La mujer ya no quiere ser mamá, ya no quiere cocinar o planchar... no encuentra ningún placer en llevar adelante una casa. Ahora les interesa "realizarse". Lo que nunca entendí es por qué la realización debe ser sólo profesional. Es como que quieren hacer carrera, llegar a quien sabe donde y ahora -gracias a los avances de la ciencia- a los 32, 33, empezar a preocuparse por encontrar un macho con quien aparearse y procrear.
(Lamentablemente, tengo que aclarar que me parece fantástico que la mujer trabaje y se realice profesionalmente. Simplemente me parece mal que la realización personal les parezca incompatible y por lo tanto, la pasen a segundo plano).

Y los hombres también toman lo peor de las mujeres y se mimetizan con ellas. Ahora están histéricos, se pasan horas probándose ropa. No se si ya llegó acá, pero ahora que estuve de viaje, tanto allá como en el Free Shop, vi que estaba lleno de cremas para hombres. Un set para afeitarse constaba de 6 pomos de distintas porquerías. Hasta donde yo sabía, la espuma de afeitar era ya un lujo frente al jabón.
Se hacen las manos, se hacen cortes de catálogo. Se hacen "socios" de peluquerías. Se ponen gel.
Y, según me contaron, los pendejos estos floggers, se planchan el pelo. Si si. Realizan el acto más típico de la mujer. SE PASAN LA PLANCHITAAAAA. Me quiero morir.

Y ahora, gracias a Angie, me doy cuenta de que también se aputan "intelectualmente".
No se a dónde iremos a parar (si se apaga Valderrama).

Niñas que leen este blog, por favor, cuéntenme (salió masoca el Opi), conocen chicos, hombres, que dicen frases del estilo:
- ¿Cómo me queda esto?
- ¿No me hace culo gordo?
- Mmmmmm.... me está saliendo un rollito.
- Estoy ahorrando para un transplante capilar.
- Verde y marrón no combinan.
- ¿Qué te pasa que estás callada?
- ¿En qué estás pensando?
- No me querés más.
- ¿Te jode si el viernes me voy a jugar al fútbol con los chicos?
- Gordi... hay que cambiar el cuerito. Llamás al plomero?
- ¿Por qué no reservas turno para los dos con la manicura?
- Contame de tu infancia... de tus días en lo de tus abuelos.

En fin... cualquier frase del estilo. Si son otras, castíguenme y cuenten.

Y les voy a dejar lo que considero que es un acto de bien a la humanidad. Un regalo del Opi.
Si conocen a un hombre que dice alguna de las huevadas anteriores (o similares) siéntenlo en un banquito. Párense delante de él. Levántenle el dedito índice y díganle "PELOTUDO!!!!... TE ESTÁS CONVIRTIENDO EN UNA CHICA COSMO"

Y si están de novias con uno de esos.... huyan

viernes, 24 de abril de 2009

1 Hay ciertas cosas que dependen de nosotros mismos, como nuestros juicios, nuestras tendencias, nuestros deseos y aversiones y, en una palabra, todas nuestras operaciones. Otras hay también que no dependen, como el cuerpo, las riquezas, la reputación, el poder; en una palabra, todo aquello que no es de nuestra operación.

2 Lo que depende de nosotros es libre por su naturaleza, y no puede ser impedido ni forzado de ningún hombre, y, al contrario, lo que no depende de nosotros es servil, despreciable y sujeto al ajeno poder.

3 Acuérdate, pues, que si juzgas por libre y tuyo lo que de su naturaleza es servil y sujeto al poder ajeno, hallarás muy grandes inconvenientes, y te verás confuso en todos tus designios y expuesto a mil molestias, y al fin acusarás a los dioses y a los hombres de tu infortunio. Y si, al contrario, creyeres ser tuyo solamente lo que de verdad te pertenece, y supieres considerar como externo o extranjero lo que en efecto lo es, cierto que nada será capaz ni bastante para desviarte de lo que te hayas propuesto hacer; que no emprenderás cosa alguna que te pese; que no acusarás a nadie, ni murmurarás; que ninguno te ofenderá; que no tendrás enemigos, ni padecerás jamás un mínimo desplacer.



(Me parece que no vale la pena ni acotar ni pasarlo a un lenguaje más llano o rodearlo de explicaciones, pero en definitiva, ustedes dirán. Yo lo leí muchas veces y lo tengo bastante masticado al tema, aunque hacía mucho que no lo leía y me está haciendo bastante bien esta relectura)

Enquiridión. de Epicteto (a pedido de Vulgar)

jueves, 23 de abril de 2009

Muchas veces nos encontramos en situaciones complicadas. Situaciones que, aunque hayamos vivido ya similares, nos toman por sorpresa, sin la menor preparación para enfrentarlas, solventarlas, resolverlas, soportarlas, etc.

No importa cuántas veces uno haya dicho que no va a volver a pasar por "esa" situación, cuando llega el caso, no tiene escapatoria y se ve envuelto nuevamente en "esa" situación.

Muchas veces el tiempo, el hastío, el darle vueltas y más vueltas al tema hablando con medio mundo, escribiendo y demás logran brindarnos una respuesta, una solución, una luz al final del túnel.
Otras veces son las palabras de un padre, de un amigo, o de un especialista los que logran acercarnos esa cuota de alivio, de cordura, de perspectiva para poder tomar verdadera dimensión del momento por el el que estamos pasando y poder así, darle la importancia y el lugar que el tema se merece. Y ni un poco más.

En mi caso hubo de todo. Pero la última vez en que me sentí descorazonado encontré la "solución" de casualidad.
Estaba leyendo un libro cualquiera, una novela sin ningún tipo de prensa previa: "El Hombre" de Tom Wolfe. Para los que no lo conocen, es el autor de "La Hoguera de las vanidades". Escribe muy bien.

El protagonista mencionaba a Epicteto y a los estoicos (que son los seguidores de su doctrina).

Me interesaron los pocos preceptos que tiraba el tipo en la novela, así que me puse a investigar un poco sobre este muñeco.

Epicteto era un intelectual griego. En una época en que los sabios eran perseguidos (creo que fue bajo el imperio romano), les perdonaban la vida y les permitían mantener sus bienes siempre y cuando se afeitaran las barbas (distintivo de los sabios) y dejaran las túnicas.

La gran mayoría accedió a esta imposición. Epicteto no. Fue exiliado a una isla, donde fue además, encarcelado. Ahí desarrolló esta doctrina.

A mi me vino genial, así que voy a empezar a poner algunas de esas premisas acá, por si a alguno anda necesitando una manito

lunes, 20 de abril de 2009

A los 17 y monedas me puse de novio.
A los 22 y monedas me casé.
A la semana de cumplir los 23, me separé.
8 meses son los que tengo prácticamente en el olvido. No es que hayan sido terribles, ni nada parecido, sino que simplemente no puedo recordarlos.
Para ser sincero, hay muchos momentos de esos 5 años que no recuerdo.
Pero no es que no los recuerdo porque fueron traumáticos y entonces los bloqueo.
No fui víctima de una turra maléfica que tenía por objetivo hacerme la vida imposible. Simplemente era un borrego que pensó que la vida podía dibujarse como uno dibuja un mapa y que, a medida que pasaran los años, iría recorriendo ese camino que había dibujado.
El resultado era inevitable. Por suerte ella se dio cuenta antes de que las cosas pasaran a mayores y se fue. (Ojo. No es que no haya sido una hija de puta, simplemente que no fue su hijaputes la causa de nuestro divorcio). Nunca nos tendríamos que haber casado.

Entonces, al día siguiente de que me dejara -y con la ayuda de mi viejo- terminé de darme cuenta de esto. La conclusión era inevitable. Más allá de los problemas o de la calidad de persona que fuera mi ex, YO tenía un problema (y grande) porque había pasado 5 años de mi vida casi sin darme cuenta de lo que hacía, robotizado, guiado por un plan que yo mismo había tramado, pero que no entendía y sólo pude salir de esa fantasía porque ella puso el punto final. No se si yo lo hubiera puesto, o si lo hubiese hecho.

Así que la separación fue un viernes y yo el lunes a las 7:30 de la mañana tenía mi primera sesión de terapia. Psicoanálisis.
A ella le dije más o menos lo mismo que acabo de decir. No me importaba el papel de ella, ni ponerme en víctima. Yo había sido partícipe en esa mentira y ni siquiera sabía por qué. Por lo tanto, necesitaba ayuda, necesitaba saber más de mi. Enterarme quién era y qué quería y poder así, recomenzar mi vida.
Las preguntas eran muchas y las respuestas escaseaban, como era de esperarse.
Entonces vinieron tiempos de dudas. Si me resultaba imposible reconocerme en los últimos 5 años; si no podía explicar casi ninguna de mis acciones, entonces qué me garantizaba que lo que estaba haciendo en ese momento era lo que quería?
¿Cómo saber si mi carrera era la que me gustaba, o era la que le gustaba al Opi robot?
Esta pregunta se extendió por todos y cada uno de los aspectos de mi vida.

Un verdadero kilombo.

Tardé en acostumbrarme a la terapia. Tardé en abrirme y tardé también en entender que no tenía que analizar todas y cada una de mis acciones y mis pensamientos.
Era fácil caer en el típico análisis post pedo de "¿por qué tomé tanto? ¿necesito ponerme en pedo para divertirme, para encarar una mina?" Ese tipo de cosas.

Siempre tenía el miedo latente cuando me gustaba una chica. Era volver a preguntarse si de verdad me gustaba, si estaba con ella porque quería y la quería o porque, de alguna forma retorcida la necesitaba.

Cuando dejé de "buscar" novia llegó ella, la azafata (ahora anónima) y provocó un verdadero torbellino.
Si bien tardé -y mucho- en darme cuenta, finalmente supe que al engancharme con ella, lo que estaba haciendo era asegurándome de no estar con nadie. Me aseguraba seguir solo, porque ella no iba a dejar a su marido.
Darme cuenta de eso fue como encontrar el código en el que estaban encriptados mis pensamientos, mis ideas.

Al fin podía relajarme.

(Haciendo honor a los que contestaron mis preguntas y que -no se por qué, me catalogaron, casi en su totalidad como mujeriego- les digo lo siguiente: Jamás metí los cuernos. Nunca, ni de chico. Ni cuando estaba de joda. Reconozco, si, que estuve con muchas mujeres. Muchas más de las necesarias. Pero mi lema fue que siempre era mejor arrepentirse de las que me encamaba, que de las que dejaba pasar.


Hace rato ya que obtuve mi alta.

Me tomó un tiempo, pero aprendí que no importa tanto el por qué de las cosas, una vez que están hechas, una vez que pasan, sino que hay que concentrarse más en qué hacer con ellas, en como tomar y manejar la situación.

Hace rato ya que encontré la felicidad (aunque venga de a ratitos. Aunque no pueda ser un estado permanente).

Más allá de los kilombos, dudas, y dilemas existenciales que todavía tengo, soy feliz, y no me cabe duda de que los voy a resolviendo, solucionando.
Aprendí que no se puede estar todo el tiempo contento, pero que si se puede estar feliz. Porque, en definitiva si uno estuviera todo el tiempo feliz, algo se estaría perdiendo, algo no estaría entendiendo. La vida no es así.

domingo, 19 de abril de 2009

La Perrita me regaló un meme (creo que, además de que me quiere mucho, le causa gracia que nunca supe qué cazzo es un meme).

Faby por su cuenta, me regaló también ese meme y además este otro premio "Camino a la ciudad esmeralda" que está dedicado a quienes no perdieron las ganas de soñar. 






Las dos son viejas lectoras, compañeras de este experimento ( Si Faby, viejos son los trapos, no se lo tome a mal, Sra., que también lo son los caminos y todavía echan polvo).

Creo, asumo, espero que las dos sepan que se los agradezco mucho, y que no tienen que tomarse a mal que me tome un tiempito para cumplir con las reglas de estos premios.
Si, soy fanático de estas cosas, pero este momento bloggero no está pasando por estos lares.

Como saben, estoy por cumplir 2 meses sin fumar. Vengo bien, pero no maravillosamente con este tema y, supongo que es porque me está faltando la cuarta pata de la mesa que es la del cambio de rutina. Básicamente, hago la misma que cuando me pasaba el día fumando. Entonces me siento igual que cuando fumaba, pero sin fumar. Obviamente la idea es sentirse mejor.
Hoy mismo empiezo con ese cambio.

Para mi es como si el año estuviera empezando ahora.
Llegué hace poquito de viaje y, como les adelanté, me inspiré para unos cuantos cambios.
Uno de ellos es a nivel profesional. No voy a cambiar de trabajo (se pueden quedar tranquilas las multinacionales para las que no trabajo), sino que voy multiplicarme un poco. Voy a seguir trabajando como hasta ahora, pero también voy a intentar que gran parte de las otras cosas que hago -que las hago por placer- pasen o empiecen a tomar forma como posibilidad de trabajo. Tal vez no lleguen nunca a ese nivel que me permita dedicarme exclusivamente a ellas, pero si logran permitirme una opción, un escape al trabajo formal, será objetivo alcanzado.


Hay unas cuantas cosas más en la gatera, pero ya se las contaré.

Mientras tanto, agradezco nuevamente a Faby y a la Perrita

viernes, 17 de abril de 2009

Cuando empecé el blog, la idea era que fuera un espacio totalmente anónimo, en el cual yo fuera "El Opinadorto". Sin pasado, sin historia, sin antecedentes. Sin cara, sin estado civil. No se bien por qué. Tal vez era sólo para tener más libertad en escribir lo que se me cruzara por la cabeza, sin tener que pensar en que alguien a quien tenía que ver en otros ámbitos conociera esta faceta.

Ayer me llamó la atención en mi mail una serie de comentarios de "anónimo" que delataban que me conocía. EN un primer momento pensé que era mi amiga Ge... y después que era su amiga "D". A Ge yo le había pasado la dirección, y ella podría haberla pasado a "D".
Pero hubo una frase que me hizo ver claramente que no era ninguna de ellas.
Era ni más ni menos que la Azafata.
Pueden ver un poco de su historia eligiéndola en las etiquetas.

Y bueno... todavía no lo procesé al tema... intercambiamos una serie de comentarios en el post anterior. Creo que hacía por lo menos 3 años que no hablábamos. Es más, creo que la última vez que la vi fue en la creamfields del 2005.... o era del 2006.... bueh... no se. No importa tampoco.

La cuestión es que me dejó pensando un poco el tema y me di cuenta de que hace ya unos meses que nos conocemos nosotros y me dio una pequeña intriga....
¿De que piensan que vivo?
¿Cual es mi estado civil?

No se si lo dije, o lo di a entender... pero me interesaría saber cual es la imagen que proyecto... 
No me preguten ni por ni para qué, porque todavía no lo se.
Si son tan amables, arriesguen.
Desde ya, chas gracias

martes, 14 de abril de 2009

Me tienen los huevos soberanamente hinchados con eso de que "el trabajo dignifica"... y cuando hablan de los viejos a los que "si les sacás el laburo, se mueren".
Ni hablar de esos que dicen que se deprimirían sin nada que hacer en todo el día.
En primer lugar, hay millones para hacer durante el día, además de trabajar.
En segundo lugar, prefiero bancarme una maratón de Jorge Rial y alguna novela brasilera antes que estar trabajando.... pero que se yo... así soy yo por lo menos.
Si fuera tan lindo trabajar, no nos pagarían para ello.

Basta de glorificar algo tan desagradable como el trabajo.
Aguante los griegos.

lunes, 13 de abril de 2009

"Vive cada día como si fuera el último. Algún día lo será"

¿Entonces? ¿Qué hacemos con eso?
¿Es así nomás?

La frase es muy linda, en apariencia muy profunda y de una gran sabiduría.

Pero... ¿es útil?
¿Irían a trabajar en su último día de vida?
¿Pagarían sus cuentas?
¿Se quemarían las pestañas estudiando?

Sin dudas que es capciosa la frase.

Pero, no puedo evitar pensar en qué pasaría si en lugar de ser el último día, hablamos del último mes, el último año, el último lustro, la última década, el último cuarto de siglo... etc., etc.

Porque mientras el período entre el ahora y el último sea más o menos corto, todos vamos a estar de acuerdo.

Dejemos de lado los hijos y demás afectos, si nos dicen que nos quedan, ponele, un año de vida, todos nos la pasaríamos de joda (cada uno de acuerdo a sus gustos, pero todos de joda al fin y al cabo?

Yo no tengo hijos, así que si me dicen que me quedan 5 años, no creo que los vaya a tener porque sería condenarlos a una vida con padre muerto (que estás en el cielo, santificado sea tu nombre). Así que, seguramente, me la pasaría de joda también.
Claro que esta joda requeriría un poco más de planificación que la de un año. Aunque más no sea, por cuestiones financieras. No es lo mismo vender y patinarte toda la guita que pensar en 5 años de joda.

Y si fueran 10 los años que nos quedan?

Ya con 25 la cuestión se complica, y mucho.

Me parece que lo que puede ser interesante es ver cuántos de nosotros haríamos lo mismo que venimos haciendo, o no, dependiendo de que nos queden 1, 5, 10 o 25 años de vida.
Piensenló si quieren... (y si no quieren, se van  a cagar)


miércoles, 8 de abril de 2009

Desde ya les pido un poco de clemencia en cuanto a la narrativa de esta entrada. Sepan entender que es catártica y, por ende, sale de a borbotones.

Los dos últimos viajes que hice  tienen algo en común: no quise volver. Ni por un minuto se me cruzó por la cabeza algo -por más mínimo que fuera- que me diera ganas de volver.
(Aclaro que soy orgulloso tío de 2, a quienes veo todas las semanas y por quienes daría mi vida y doy mi baba regularmente).

Una de las grandes cagadas que tiene el haber hecho terapia unos cuantos años es que, con frecuencia, tendés a preguntarte cosas. A analizar tu situación, tus ganas, tus deseos, tus impulsos; incluso tus fantasías.
Todo esto se ve amplificado cuando ya de por sí sos una persona un tanto rebuscada. (no jodida, pero tampoco lisita, vio).

Hay gente que puede dejar de fumar simplemente dejando de fumar. Suena más estúpido de lo que es. El tipo (o la tipa) simplemente no fuman "ese" cigarrillo que quieren en "ese" momento. Y listo. Cuando les dan ganas, no fuman.

Otra gente -entre los que muchas veces me encuentro- cuando queremos dejar de fumar, empezamos a preguntarnos si es lo que en verdad queremos. Nos preguntamos cómo vamos a hacer en las vacaciones... y ni hablar de cuando el próximo verano recién salidos del mar nos prendamos al mate mientras encendemos un cigarrillo. Nos preguntamos si no será todo un truco publicitario de estos santurrones de pulmones limpios que sólo quieren convertirnos por motivos que aún permanecen ocultos.

Cuando sos de este último tipo de personas, cuando sentís que te morís de ganas de mudarte. De irte a otra provincia, o a otro país,  no sólo te preguntás por tus sobrinos, por los amigos, la familia, las costumbres, y demás. Sino que empezás a preguntarte qué necesidad tenés de mudarte. Más que la necesidad, en realidad estás tratando de averiguar qué es lo que anda mal en tu vida para que sientas las ganas de mudarte.
Empezás a decirte que un lugar no puede ser la diferencia entre la felicidad y la infelicidad. Que no hay que hacer xxx kilómetros para encontrar nada.
Pensás también que algo no está bien con vos, porque hay un montón de gente que vive donde vivís ahora y que tienen peores trabajos que vos, y sin embargo no abandonan. No se van.
Ni que hablar de todos los pensamientos que se te cruzan por la cabeza en el sentido de lo que puede llegar a pasar si no te va bien, o si, pese a irte bien, tampoco era ese "EL" lugar.

Porque si llega a ser así, entonces te fuiste al pedo. Y seguramente el del problema siempre fuiste vos (y no vos, en tu lugar). ¿Entonces? Abandonaste todo lo que tenías, te la jugaste para qué. ¿Para darte cuenta de que el problema era otro?


Hay veces en que ser reflexivo, pensante, inteligente puede ser bueno. Puede servirnos para darnos cuenta de muchas cosas. Para dirigir nuestra vida por carriles más agradables.

Hay veces en que tras la máscara de la reflexión y el pensamiento se esconde un ancla grande como una casa.

 

martes, 7 de abril de 2009

De nuevo estoy de vuelta
después de larga ausencia
igual que la calandria
que azota el vendaval
y traigo mil canciones
como leñitas secas
recuerdos de fogones
que invitan a matear.


Y si... me vine musical y folklórico.
Eso es lo que a veces produce una larga ausencia.

En esta puta ciudad todo se incendia y se va,
matan a pobres corazones.
En esta sucia ciudad no hay que seguir ni parar,
ciudad de locos corazones.

Y bueno... también estoy un poco embroncado... como con envidia.

Adoro descansar, entre la gente
Charlar o dibujar
Sentado en cualquier bar
(En cualquier lugar)

Ciudad de brujas y de asfalto
Un puerto sin salida al mar
Si navegar es tan preciso
Hoy voy a sentarme en el bar
A viajar

Y por qué no con una mezcla entre nostalgia y cuelgue.

Soy muy especial en relación a la música.
Por ejemplo, de Sabina, no pasé de escuchar (en alguna radio o perdido por ahí... esa garompa de que le dieron las 10 y las 11.... y en su momento, algunas del disco con Pito Faez).

No me cabe mucho ir escuchando música por la calle. Necesito que me hablen. Por lo tanto, todas mis radios (auto, celular, compu, casa) tienen sólo 2 estaciones memorizadas: Metro y R&P.

Con estos datos, parecería que no me interesa mucho la música, pero no es así.
Salvo honrosas excepciones, me gusta cualquier tipo de música. El límite está en que sea buena.
Tengo, yo diría, demasiada música. Tengo música que todavía no escuché.
Tengo algo así como 75.000 temas (lo que equivaldría si comprara CDs, a un poco más de 5.000).

Amo la música, pero todavía no encontré mi momento de escucha.
Ya tengo mi momento de lectura, de relajación, de hueveo, de vuelo... de cocina, de manualidades, etc... pero el de la música todavía no llegó.

Del viaje me traje algo así como 11 horas de video y al rededor de 3.000 fotos. Va a ser una ardua tarea la de comprimir ese viaje en 30 minutos (más largos son un embole)... pero la banda de sonido es lo que me permite recrearlo.
Lo raro, tal vez, es que no voy escuchando la banda de sonido mientras viajo. Lo hago cuando vuelvo.
Voy poniendo música... voy explorando cosas nuevas y cosas viejas. Hits, joyitas,y desconocidos.

Una vez que termino de editar este tipo de videos, la banda sonora queda en mi para siempre.
Cada vez que suena un tema de los que incluí en el video de Europa, me transporto al destino correspondiente.


¿Tienen ustedes sus bandas sonoras?

miércoles, 1 de abril de 2009

Lamentablemente, esta aventura por la gran manzana va llegando a su final.
Ya se divisa el camino de vuelta.
Las pilas de ropa sucia están crecidas.
Las valijas ya se muestran ávidas de engullir lo que, seguramente, no terminarán de albergar.

Si leen los suplementos de cultura de cualquiera de los diarios, podrán ver la principal razón por la que llegué a esta nueva experiencia.
"Tangled Alphabets"
Se aplica también  a este viaje. A seguir conociendo el mundo. A seguir conociendo gente. A seguir aprendiendo cosas. A seguir absorbiendo experiencias.
A seguir dándome cuenta, cada vez, que sé menos.

Ojalá este viaje pueda ser un nuevo punto de inflexión en mi vida. Un nuevo giro, una nueva parada, o estación, en la que el rumbo cambia.

Me doy cuenta de que los viajes, la desconexión de la rutina y la conexión a -vaya uno a saber qué-, pueblan mi cabeza de proyectos, de ganas.
Espero que la rutina y la densidad de baires no tengan su demoledor efecto.

Nos veremos a la vuelta, ya desde casa.
Fíjense si encuentran algo de la muestra.