martes, 24 de marzo de 2009

Por muchos años pensé que esta dicotomía era real.
Obviamente, la asociaba al amor.
Era difícil entrever una posibilidad de ser enteramente libre y a la vez estar con otra persona.
No creo que la conclusión sea equivocada.
Tal vez, lo que hoy creo es que ni muy pelado, ni con dos pelucas. Es decir, la libertad absoluta no es tan copada como puede parecer en la teoría.

Igual, no era de esto de lo que quería hablar, al menos no desde este enfoque.

No voy a andar haciendo las típicas aclaraciones que debería hacer para aparecer como políticamente correcto, así que: el que tenga ganas de mirar esto con miopía mental, que lo haga.

La libertad que encontré en New York es impresionante.
A diferencia de Miami, es una ciudad en la que los inmigrantes vinieron a quedarse, a hacerse la América, a desarrollarse, a evolucionar, a progresar.
Casi todos tienen su grupo de pertenencia (Little Italy, Korea, Ukranie, Poland, el Chinatown, la zona de Harlem y el Bronx está plagada de Latinos, Kitchen's Hell de Irlandeses... y la lista sigue).

Esos guetos son refugios. Son lugares con personas con costumbres parecidas, con acentos, con problemas parecidos.
Pero fuera de esos guetos, todos tienen muy en claro a qué vinieron, y a dónde.
Saben -o creen- que este es "EL" país, el lugar donde podrán desarrollarse. Entonces, juegan con sus reglas. Aceptan el sistema , y se hacen parte.

En Miami la cosa no es tan así.
Ahí los Argentinos quieren convertir Miami en Argentina. Es bastante frustrante.

Pero me fui totalmente de tema.

Lo que quería contarles es que acá está la colección de freacks más grande del mundo.
Uno puede ponerse un sorete en la cabeza y nadie lo va a mirar mal.
El otro día, de paseo por el Central Park me topé con una serie de personajes y situaciones que me llamaron mucho la atención:

Pareja de homosexuales paseando juntos, con un bebé en un carrito.
Homosexuales jugando al freesbee (eran muy graciosos... super espásticos. Se notaba que ese era todo el deporte que habían hecho en la vida).
Grupo de mujeres improvisando danzas tipo expresión corporal en el medio del parque.
Gente (Mujeres, hombres, niños), reunidos cerca de un bruto pasacassettes con música loca, bailando en Rollers y otros en patines clásicos.
Perros con remeras. Algunos, hasta con zapatos.
Perros paseados en carritos de bebé.
De todo. Los colores que se les pueda ocurrir. Los peinados más locos del mundo.
En la quinta avenida hay un negocio de Prada. Como para que se den una idea, una camisa de hombre cuesta 800 dólares. Sin embargo, uno entra todo croto y lo tratan bien, y te abren la puerta, y te ofrecen asistencia.
No hay vergüenza de mirar las ofertas. No hay vergüenza de pedir un vaso de agua para acompañar un almuerzo, así uno ahorra los 3 dolarines que cuesta una coca.

Ahí, en el Central Park, uno puede encontrarse con su casa, esa que adoptó, y en la que compuso la canción más reaccionaria y revolucionaria que se pueda escribir. Pero lo hizo de una manera dulce, armónica y sencilla.
Lo hizo de una manera tal que gusta incluso a todos los que intenta meter el dedito.
Cuando estás parado ahí, el cuore late fuerte y las lágrimas hacen cola en tus ojos.
 

Que se yo, pero grossos como él, como Duchamp, como Pollok y paro acá para no aburrirlos, estuvieron viviendo acá, creando, alimentándose, nutriéndose.

Y uno pasea también y se va dando cuenta de que mientras más lugares y gente conoce, mientras más experiencias va haciendo, menos sabe.

Se que puede parecerles que toda esa libertad se paga con la soledad, pero, más allá de que la misma es combatida por los guetos, por los grupos de pertenencia, la gente acá es buena onda.
Mirando un mapa, se me acerca una señora a preguntarme si necesito su ayuda.
2 personas en la calle (americanas) me preguntaron dónde compré mi sombrero.
Y un guardia del MoMa (mi nuevo ídolo y amigo Frank), Negro tamaño ropero, con aros de diamante y una barba recortada que se cae de onda, me dice que mi sombrero tiene mucha onda, que debería usarlo siempre, incluso con trajes.
Me quedé pasmado.
Mi ego está un poco más alto que el Empire Estate.

En fin....



este es el Opina, mirando una locura de esas que acá tuvo buena repercusión, de un loco que también chorreaba onda.











5 Opinaciones:

ADN dijo...

que lindo viajecito!!! y donde compraste el sombrero???
Y si se puede tener libertad estando en pareja. La libertad no se negocia ni se le entrega a nadie. he dicho

Lascivia dijo...

Muy buen post, làstima que estemos tan lejos de eso, teneos una mentalidad demasiado cerrada, el paco es moneda comùn pro ver una pereja de gays un crimen, ver robos interminables en la tele es como ver futbol pero mirar ofertas es de grasa.

Seguì asì, amigo.
Besos lascivos.

Minerva dijo...

Ayyy qué envidia Opina!!! qué ganas de volver

Fabiana dijo...

Estoy de acuerdo con Lascivia, todo lo que es normal allá, acá es de locos o de grasa..
Muy buena la foto, y el sombrero parece tipo El Halcón Maltés.
Seguí contando lo que estas viviendo, Opina, asi viajo con vos!
Besos!!

Café (con tostadas) dijo...

ja! me ganaste de mano, ya iba yo a preguntarte por el sombrero! jajajaja

Uf, voy a parecer un poco mala onda con esta aclaración pero no es la intención, ni cerca! Pienso que quizás ayuda.

Yo soy de una ciudad chiquita. Conclusión, BA en comparación es un circo de libertades. Escuché muchas veces a la gente decir eso de que uno puede hacer lo que quiere y nadie opina.

La realidad? Siempre alguien opina. Lo importante es saber hasta qué punto es relevante ese juicio y cuando no.

Besos, aprovechá la libertad y... volvé, eh! ;)