viernes, 12 de febrero de 2010

Mi vida se divide en dos (ponele).
Había una etapa en la que planificaba todo. Toda mi vida, enterita la tenía planificada. La novia, el casorio, los estudios, el trabajo, los hijos.

En esa etapa me casé con quien no debía, me separé de quien debía, estudié lo que debía, o no debía... (no lo tengo claro todavía) y por suerte no tuve los hijos que no debía.
En esa etapa me alejé de amistades (no, cómo voy a perderlas si eran amistades), no conocí ningún lugar interesante, no estudié nada interesante ni trabajé en nada relevante.
En esa etapa no creé nada. No se me ocurrieron grandes ideas.
No tomé mayores riesgos, ni tuve grandes éxitos ni fracasos (más allá del de un matrimonio que nunca debió ser). La relación en sí no fracasó, porque nunca tuvo posibilidades de éxito.
En esa etapa vendí mi moto. Me compré un departamento que no me gustaba y un auto que tampoco.

Después vino una nueva etapa que deriva en esta realidad.
En esta etapa estuve con gente, hice cosas, consumí sustancias que debía y otras que no.
Tomé muchos riesgos. Leí mucho. Practiqué y aprendí un montón de cosas que me gustaron (de las útiles y de las inútiles también). Conocí lugares increíbles, me hice nuevos amigos. Viví mucho la noche, y también el día. Conocí muchas mujeres. Me enconché y desenconché más o menos profundamente. Por más o menos tiempo. Rompí corazones y me rompieron el mío (pero nunca lo suficiente como para que duela) y crecí. Crecí mucho yéndome de joda, agarrándome lindas curdas, deambulando por ahí, con amigos, con extraños, con gatos, con mujeres, con minas, con niñas. Crecí mucho bailando, fumando, divagando, escribiendo, leyendo, fantaseando, diseñando, escuchando, soñando.
Crecí mucho también viajando, gastando la plata que no tenía.

Y así llegué a Dorta, bastante curtido, casi sin miedos.
A los 20 días (más o menos) de conocernos, ya estábamos reservando pasajes para París, embarcándonos en nuestro primer gran viaje. Vivimos juntos, reformamos la casa, hicimos otro gran viaje. Y otros más chicos. Y vendimos casa, y compramos casa, y vamos a empezar la obra. Y creamos mil proyectos, y concretamos unos pocos, y otros siguen ahí, tomando forma. Y fuimos creativos, y fantasiosos.
Y quisimos ser padres, y estamos en eso. Y quisimos mudarnos, y estamos en eso. Y quisimos ser felices, y estamos en eso.

En estos 3 años hice cosas que pensé que no haría jamás.
Y fui mucho más feliz de lo que jamás soñé.

Si unas horas antes de conocer a Dorta me preguntabas qué iba a ser de mi vida, te hubiera dicho cualquier cosa, hubiera pensado, soñado e imaginado mil cosas que estarían a millones de años luz de donde estoy ahora.

Y si, la vida te da sorpresas.

Entonces pensé que no tiene mucho sentido planificar tanto la vida. Mucho menos cuando se trata de amores, de sueños, de proyectos, de profesiones, de viajes. Porque todo cambia tan rápido.

En definitiva, mientras más me conozco, y más conozco la vida (si es que podemos afirmar semejante barbaridad) más convencido estoy de que no es mucho lo que puedo planificar.
Ojo, todo depende de mi, pero eso no quiere decir que puedo hacer lo que quiera, sino que tengo que estar preparado, dispuesto, listo para decir que si, o que no, para salir, para hacer.
Después de todo, es mucho más divertido viajar río abajo, con la corriente, aprendiendo a esquivar las piedras (o a apechugar sus golpes), a bancar los saltos, a tratar de mantenerse a flote.
Decía que es más divertido eso que andar por un lago yermo que no nos lleva a ningún lado.

Es un poco raro, pero mientras más lecciones aprendo, más experiencias vivo, más lugares conozco, más libros leo... en definitiva, mientras más sabio me pongo (o menos ignorante, como quieran) más seguro estoy de que René era un fenómeno, y que no sé nada.
Y que algunas cosas se pueden planificar, pero en definitiva las cosas pasan.
Porque uno las busca, porque uno va generando las condiciones, seguro. Uno aporta lo suyo, pero la vida no es dos más dos.
Y mejor que llorar sobre la leche derramada es revisar el por qué se derramó para que la próxima vez que se derrame (porque seguro que volverá a pasar) al menos sea por otra causa.

Ya me perdí un poco... me salió de un tirón y no tengo ni tiempo ni ganas de revisarlo, pero básicamente la idea es que no hay que hacerse mala sangre por las cosas que pasaron, no por las que pueden o no pasar. Lo mejor es hacer lo que nos hace bien ahora, ya, que seguramente serán esas cosas las que más felices nos hagan en el futuro.
En general los viejos que, cuando recuerdan su vida, sólo pueden nombrar logros económicos son unos viejos chotos.

En fin, no entiendo cómo, si todos estamos de acuerdo en cuales son las cosas importantes en la vida, casi ninguno las pone en primer plano y, en cambio, le damos bola a cosas que, en definitiva, no dependen de nosotros.

8 Opinaciones:

Soledad dijo...

Queridísimo y desconocido amigo... usted se está convirtiendo en un hombre verderamente sabio.
Por suerte lo está haciendo rápido y le está quedando tiempo y vida para muchas cosas, porque, para muchas personas, la experiencia es un par de zapatos que se calzan cuando ya no pueden caminar.

Un beso Opi y... ¡gracias por compartirlo!.

G dijo...

Caballero, usted la tiene muy clara.

Luli dijo...

Lloré.
Sí, estoy sensible, maricona, y muy recientemente enamorada.
Con esa misma sensación de que la vida puede cambiar de repente.
Con un pasado que me dejó mucho aprendezaje, pero segura de que aprendí porque así lo quise.
Brindo porque siempre haya planes que se contruyan desde un sólido presente.

¡Salud!

Café (con tostadas) dijo...

epa, epa, epa! que bueno volver a prender la pc un lunes y desayunarme mesejante reflexión!

En algunas cosas creo poder decir que coincido (en las acciones, no en los pensamientos!). En otras... y, no sé, todavía me falta un poco para llegar ahí.

Ahora, que es cierto que estamos todos complicándonos por lo que menos importa y lo que menos depende de nosotros mismos, totalmente de acuerdo.

A veces creo que es por imposición social. Muchas otras pienso que es un terror espantoso a tener que hacernos cargo de nuestra vida! Y qué mejor, ponele, que postergarla por algo que parece importante?

Opinadorto dijo...

Sole: Me voy a agrandar cual tampón en el agua... lo de los zapatos lo conocía con el peine que te da la vida cuando te quedás pelado, pero me estoy dando cuenta ahora que el mío no es universal porque son pocas las féminas que quedan calvas....
En fin... el rincón Shwanek será en otro momento.
Besos

Opinadorto dijo...

G: Naaaa...... si apenas intento mantenerme a flote

Opinadorto dijo...

Luli: Brindemos entonces, por el amor y el aprendizaje.

Shalú

Opinadorto dijo...

Cafecita: Es que el marote me viene funcando ferpectamente.
Y si, coincido en que debe ser un poco por imposición social (porque la hay)... pero me parece terrible.
O sea, me da mucha pena un padre que se pela el tujes laburando y no disfruta un pomo de la vida, que le meta esas presiones a su hijo (que obviamente lo hace con la mejor de las intenciones.

En fin. Espero no estar nunca en la situación de decirle a mi hijo que, ponele, para elegir su carrera, debe pensar en la plata que ganará.

Pero tampoco quiero escupir pa' arriba porque terminás mal.


Besos